Te comparto la reflexión correspondiente al Quinto Domingo de Pascua, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2014, corresponde al Domingo 18 de Mayo.
En aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: "No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra". La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos. Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:
Queridos hermanos: Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido. Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio, para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada. Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz.
Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:
Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí." Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."
Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:
Comentario del Evangelio por San Juan Pablo II (1920-2005), papa: Encíclica “Dives in Misericordia” § 12-13.
“Señor, muéstranos al Padre”
La Iglesia comparte la inquietud de tantos hombres contemporáneos. Por otra parte, debemos preocuparnos también por el ocaso de tantos valores fundamentales que constituyen un bien indiscutible no sólo de la moral cristiana, sino simplemente de la moral humana, de la cultura moral… En relación con esta imagen de nuestra generación, que no deja de suscitar una profunda inquietud, vienen a la mente las palabras que, con motivo de la encarnación del Hijo de Dios, resonaron en el Magníficat de María y que cantan la misericordia... “de generación en generación” (Lc 1,50)… La Iglesia debe dar testimonio de la misericordia de Dios revelada en Cristo, en toda su misión de Mesías…
Si algunos teólogos afirman que la misericordia es el más grande entre los
atributos y las perfecciones de Dios, la Biblia, la Tradición y toda la vida de
fe del Pueblo de Dios dan testimonios exhaustivos de ello. No se trata aquí de
la perfección de la inescrutable esencia de Dios dentro del misterio de la
misma divinidad, sino de la perfección y del atributo con que el hombre, en la
verdad íntima de su existencia, se encuentra particularmente cerca y no raras
veces con el Dios vivo. Conforme a las palabras dirigidas por Cristo a Felipe,
“la visión del Padre”—visión de Dios mediante la fe—halla precisamente en el
encuentro con su misericordia un momento singular de sencillez interior y de
verdad, semejante a la que encontramos en la parábola del hijo pródigo (Lc
15,11s).
“Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. La Iglesia profesa la misericordia
de Dios, la Iglesia vive de ella en su amplia experiencia de fe y también en
sus enseñanzas, contemplando constantemente a Cristo, concentrándose en Él, en
su vida y en su evangelio, en su cruz y en su resurrección, en su misterio
entero. Todo esto que forma la “visión” de Cristo en la fe viva y en la
enseñanza de la Iglesia nos acerca a la “visión del Padre” en la santidad de su
misericordia.
Te comparto algunos puntos para continuar con la reflexión:
1) No es bueno considerarse poseedor del único camino y despreciar los otros caminos ni despreciar a otros por seguir otros caminos. Hay que tener cuidado y respeto.
2) Lo que Dios quiere es que amemos nuestro camino, el que Él ha puesto a nuestra disposición, y que lo sigamos coherente y comprometidamente. Para el creyente cristiano ese camino es la persona de Jesús.
3) La iglesia naciente tuvo que hacer frente a las dificultades de su tiempo y tuvo que crear las condiciones para su desarrollo y para vivir fielmente su misión. Lo mismo debe suceder hoy. ¿Qué caminos está creando y proponiendo la Iglesia para seguir fiel a su maestro?
4) Los laicos ¿colaboramos para que la iglesia encuentre soluciones nuevas a los nuevos problemas con los que se encuentra en el mundo actual?
5) ¿Cómo se está renovando pastoralmente la iglesia? ¿Qué podemos decir del servicio de la palabra que se presta en las parroquias?
Terminemos nuestra reflexión orando con el...
Aclamen,
justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.
Por último, te invito a que hagamos juntos la siguiente oración:
Oh Dios, Padre amoroso, Ayúdanos a buscar con honestidad y comprender con humildad la Verdad. Enséñanos a reconocer nuestras ignorancias y a valorar los caminos que conducen a ti. Tú nos has ofrecido a Jesús y lo hemos aceptado como nuestro CAMINO, VERDAD Y VIDA. Asístenos con tu Espíritu para llegar a ser verdaderos discípulos de tu Hijo. Amén.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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