Te comparto la reflexión correspondiente al Domingo 15 del Tiempo Ordinario Ciclo A 2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 16 de Julio.
Los textos de este domingo están centrados en la Palabra de Dios y en nuestra actitud y compromiso frente a ella. Veamos:
La lluvia hace germinar la tierra
Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi PALABRA, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."
Algunas reflexiones
El texto que se nos propone pertenece a la 3ª parte del libro del profeta Isaías, conocido como ‘libro de la consolación’. Al profeta le interesa subrayar la diferencia que existe entre Dios y los hombres: los seres humanos hablamos mucho pero hacemos poco; Dios habla poco, pero se compromete con lo que habla. Él hace, incluso más de lo que dice.
Recordemos que el pueblo antiguo de Israel ha pasado por la dura prueba de la deportación (a Babilonia) y Dios anuncia – a través de algunos profetas – que va a restaurarlo y que lo llevará a la tierra que – por negligencia y alejamiento– el mismo pueblo había perdido.
Ahora bien, para hablar de esta seriedad de Dios con su palabra y de la eficacia de esta palabra divina, el profeta Isaías usa la metáfora de la lluvia que hace germinar las plantas aún en los terrenos más áridos. La metáfora se concentra en la lluvia (es decir, en la palabra divina) y nos hace caer en cuenta que el problema no está en la lluvia, sino en el terreno (nosotros). El evangelio retoma el tema (ya no con la imagen de la lluvia sino del sembrador), pero, para desarrollar el tema de la ‘calidad del terreno’ en que cae la palabra.
Meditemos algunas de las ideas del texto propuesto:
Salió el sembrador a sembrar
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a Él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga." [Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."]
Algunas reflexiones
Recordemos que las parábolas (que son pequeñas narraciones, generalmente basadas en situaciones de la vida cotidiana) buscan tocar nuestra conciencia y nuestro corazón. La parábola en sí misma es un pretexto para algo más importante: nuestra transformación.
En la parábola del sembrador, el evangelista está interesado en dejar claras varias cosas:
No olvidemos que el evangelio está dirigido a una comunidad cristiana formada (como las comunidades cristianas actuales) por gente diversa. Pero es una comunidad con la que ya se ha hecho un camino: ha recibido el anuncio de Jesucristo, ha contado con experiencias de formación y de acompañamiento litúrgico. Pero, aun así, esta comunidad cristiana parece que no da los frutos esperados.
¿No ocurre lo mismo con nosotros? ¿No ocurre lo mismo con nuestras comunidades? Sin embargo, el sembrador (Jesucristo) sigue repartiendo con generosidad sus semillas (el anuncio de un Reino de Dios que es un proyecto de fraternidad, de construcción de paz, de práctica de la justicia, de inclusión humana, de respeto por la creación).
Meditemos algunas de las ideas del texto propuesto:
La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios
Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Algunas reflexiones
Pablo, en la Carta a los Romanos, nos propone – con un lenguaje diferente - esta misma reflexión:
La creación debe ser el terreno fértil. De esa creación el ser humano hace parte. La humanidad es la dimensión consciente y libre de la creación. La obra salvadora de Cristo es para toda la creación no sólo para los humanos. Por eso Pablo extiende el alcance de la misión de Jesucristo a toda la creación: ‘la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios’. La propuesta de Jesús nos abre un camino de esperanza: el futuro es prometedor para la humanidad y para toda la creación… Pero se requiere que la humanidad (a quien se le ha dado la responsabilidad de cuidar la creación) sea fiel a su tarea.
Meditemos algunas de las ideas del texto propuesto:
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin medida; / la acequia de Dios va llena de agua, / preparas los trigales. R.
Riegas los surcos, igualas los terrones, / tu llovizna los deja mullidos, / bendices sus brotes. R.
Coronas el año con tus bienes, / tus carriles rezuman abundancia; / rezuman los pastos del páramo, / y las colinas se orlan de alegría. R.
Las praderas se cubren de rebaños, / y los
valles se visten de mieses, / que aclaman y cantan. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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