Te comparto la reflexión correspondiente al Cuarto Domingo de Pascua, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2014, corresponde al Domingo 11 de Mayo.
Dios lo ha constituido Señor y Mesías
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos." Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: "Escapad de esta generación perversa." Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:
El Apóstol Pedro pronuncia su discurso ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del acontecimiento de Pentecostés. Al leer el libro de los Hechos encontramos varios discursos. Es importante analizar estos discursos, porque generalmente ellos hacen síntesis teológica de la manera como los primeros cristianos fueron comprendiendo lo que la persona de Jesucristo significa teológica y espiritualmente.
Luego de aclararles el fenómeno del anuncio que los discípulos hacen de “las maravillas de Dios” en diversas lenguas, Pedro centra la atención de sus oyentes en la vida y obra de Jesús. Es importante ACLARAR LAS COSAS. Todos los fenómenos se prestan a diversas interpretaciones (algunas adecuadas y otras inadecuadas). En el terreno religioso, teológico, espiritual el riesgo de malas interpretaciones es grande. No nos acostumbremos a repetir por repetir. Reflexionemos, pensemos en el contenido de lo que se dice o decimos.
Pedro les recuerda que Él entregó su vida por nuestros pecados (nótese que esta ya es una afirmación de fe, una afirmación confesional), que ha sido sepultado y que, por la intervención amorosa y poderosa de Dios (eso es lo que significa la expresión “tercer día”), fue rescatado de la muerte. La gran afirmación no es sólo que Jesús resucitó, sino que tal resurrección sólo es posible como obra de Dios. Nadie más puede tener esta capacidad.
Al resucitar a Jesús, Dios Padre da pleno reconocimiento a su obra (eso es lo que significa la expresión “sentándolo a su derecha” – lugar privilegiado junto al rey en los protocolos monárquicos de la época) y muestra que los verdugos del Crucificado fueron quienes se equivocaron. Este primer anuncio o «kerigma» es ya una síntesis o núcleo de la predicación apostólica y está condicionado, tanto en su perspectiva teológica como en su lenguaje, por el contexto social e histórico (tanto de Jesús como de los Apóstoles).
Rescatemos algunas frases de esta primera lectura:
Trata de meditar estas frases buscando su sentido y la resonancia que podrían tener hoy en tu vida.
Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas
Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.
Rescatemos algunas frases de esta segunda lectura:
Trata de meditar estas frases buscando su sentido y la resonancia que podrían tener hoy en tu vida.
Yo soy la puerta de las ovejas
En aquel tiempo, dijo Jesús "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."
Rescatemos algunas frases de esta lectura:
Trata de meditar estas frases buscando su sentido y la resonancia que podrían tener hoy en tu vida.
Te comparto algunas reflexiones acerca de esta lectura:
Te comparto algunos puntos adicionales para la reflexión:
1. ¿Qué características deben tener los pastores para guiar y gobernar la iglesia de hoy?
2. ¿Cómo podría plantearse, hoy, la relación entre “pastores y ovejas”?
3. ¿Qué papel tienen hoy los laicos en la formación y la calidad pastoral de los pastores?
4. ¿Qué canales de comunión y participación existen en la Iglesia (diócesis – parroquia)? ¿Cómo aprovechan los laicos estos espacios?
Terminemos nuestra meditación orando con el...
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar, / me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré en la casa del Señor / por años sin término. R.
Por último, te invito a que hagamos juntos la siguiente oración:
Señor Jesús, Pastor bueno, puerta de la Vida…
cuida de todos nosotros, danos fuerza para trabajar con coraje por el Reino que
Anunciaste. Concédenos el gozo de ver crecer este Reino en el mundo, de modo
que la fraternidad universal sea cada día más real. Amén.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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