Te comparto la reflexión correspondiente al Tercer Domingo de Cuaresma Ciclo C, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2016, corresponde al Domingo 28 de Febrero.
El tiempo de Cuaresma es un itinerario pedagógico-espiritual en el que revisión de vida y cambio de vida deben ir de la mano.
Con frecuencia escuchamos la palabra Conversión, entendida de varias maneras:
a. Como una transformación. En este sentido está muy ligada a la palabra transfiguración (cambio en nuestras “formas” internas y externas).
b. Como un giro que plantea un cambio de orientación, un cambio de dirección (¿hacia dónde camina la persona? ¿hacia dónde dirige su vida?)
c. Como un trabajo específico en un aspecto determinado de la vida: Trabajo, de determinada manera, un aspecto concreto de mi vida, con la esperanza de obtener unos resultados.
Como vemos la palabra conversión es muy rica. En sentido religioso ella se refiere a un retorno a Dios, lo cual supone que nos hemos separado de Él (es lo que se ha querido expresar, por ejemplo, con la parábola del Hijo Pródigo, cuya estructura es: separación, despilfarro, necesidad, degradación, toma de conciencia, decisión de retorno, camino de retorno, llegada-acogida, alegría).
Lo que sucede vitalmente es que una persona que crece, se mueve en clave de conversión y va asumiendo un estilo de vida, una manera de ser-sentir-pensar-hacer semejante a la manera de ser de Dios. No olvidemos que la manera de ser de Dios es el AMOR. Este amor desplegado en la cotidianidad asume formas diversas. Por eso san Pablo escribió: el amor es justo, paciente, comprensivo, servicial, respetuoso, humilde, tierno, etc.
El texto del evangelio de Lucas es una catequesis que nos invita a una transformación de la existencia, pero desde la raíz. Recordemos que lo que no suceda en la raíz puede darnos la ilusión de cambio, pero no pasará de ser una reforma superficial. La raíz del árbol de nuestra vida debe estar puesta en Dios y alimentarse de los nutrientes de su AMOR, de su vida divina, revelada de manera clara en la persona y la existencia de Jesús. En este sentido la conversión es una liberación del egoísmo y una apropiación del amor y sus consecuencias.
Desde la perspectiva que hemos propuesto, la conversión auténtica – precisamente por tratarse de un proceso que va a la raíz y por comprometer la relación entre la raíz (la persona) y el terreno (Dios) - pide, a nivel religioso, no quedarnos en ritos externos desconectados de la vida (este es un peligro constante). Esta es la advertencia que nos hace san Pablo en la segunda lectura.
Veamos las lecturas:
"Yo soy" me envía a vosotros
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: "Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza." Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés, Moisés." Respondió él: "Aquí estoy." Dijo Dios: "No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado." Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob." Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel." Moisés replicó a Dios: "Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?" Dios dijo a Moisés: ""Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: 'Yo-soy' me envía a vosotros". Dios añadió: "Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"."
(leer reflexiones sobre esta lectura)
La vida del pueblo con Moisés en el desierto fue escrita para escarmiento nuestro
No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquellos. No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.
(leer comentario breve acerca de esta lectura)
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera." Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas"."
ALGUNAS REFLEXIONES
Como lo hemos venido haciendo, vamos a centrar nuestra atención en el texto del Antiguo Testamento propuesto para este domingo:
El libro del Éxodo nos plantea un tema fundamental: la libertad, los procesos de liberación y las situaciones de esclavitud. Lo hace planteándonos la situación de esclavitud del antiguo “pueblo de Israel” a manos del imperio egipcio.
En la lógica propuesta por el libro, se trata de que el pueblo (y el lector del texto hoy) logre pasar de la servidumbre (= esclavitud) al servicio (= donación). De lo que se trata es de pasar de servir en el temor (esa es la esclavitud) a un faraón abusivo para servir desde la lógica del amor y la confianza a Dios. Pero entre la esclavitud y la libertad hay un camino que hacer (ese es la liberación).
El texto propuesto nos presenta el llamado que Dios hace a Moisés. El llamado está relacionado con una misión: sacar al pueblo de la esclavitud a que está sometido. El llamado (= vocación) siempre está ligado a una tarea (=misión).
Recordemos que Moisés está en Madián porque se encuentra escapando, huyendo del faraón que lo busca para matarlo. Huir del problema, de la situación es siempre una posibilidad. Pero Dios nos busca no para seguir huyendo, sino para enfrentar la situación. No podemos ser fugitivos todo el tiempo, no podemos ser fugitivos de nosotros mismos. Aquello que no queremos asumir nos provocará – precisamente por no asumirlo – más problemas de lo que pensamos.
La tarea de liberación que Dios le entregó a Moisés marcó profundamente la historia de este pueblo. El pueblo comprendió que…
1) Dios lo ha llamado a la libertad,
2) que esa libertad está ligada a un esfuerzo,
3) que – desde el punto de vista religioso – esa libertad es un don de Dios,
4) que para ser libre hay que desacomodarse,
5) que la opción por la libertad tiene sus riesgos (a veces podría llegar a ser más cómodo no ser libre y tener ciertas cosas básicas aseguradas),
6) que la experiencia de fe no es algo teórico sino vital, pues se trata de la relación con un Dios personal, que llama, que siente, que se compromete, que acompaña, que libera.
Clave en el texto, la revelación del nombre de Dios. No es un nombre cualquiera. La revelación del nombre de Dios es una confirmación de la autenticidad del llamado y de la misión de Moisés. El nombre no es una definición de Dios, sino la afirmación de lo que Él ES y de lo que Él HACE. Ser y hacer aparecen ligados, inseparables. Dios es presencia y actividad permanente.
Varios aspectos de esta lectura pueden ayudarnos a reflexionar:
1. Moisés llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios:
Ya en Moisés se percibe una asociación entre la liberación y la actividad pastoral. Lo que hace Moisés con el rebaño de su suegro es lo que deberá hacer con el pueblo (deberá pastorearlo, conducirlo, cuidarlo, educarlo, etc.). La imagen ha pasado a la vida de la Iglesia: pastorear, hacer pastoral, formar pastores, ser pastor. ¿Cómo está la pastoral de la iglesia?
2. Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza:
Llaman la atención varias cosas:
3. Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado:
¿Cómo nos acercamos a Dios? ¿Cómo nos acercamos a las demás personas? ¿Qué entendemos por sagrado? ¿Qué es lo que hace que una realidad determinada sea sagrada? ¿Por qué hablamos de con-sagración? Consagrar es apartar para poner al servicio de Dios. No es apartar para aislar o aislarse.
4. Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob:
El objetivo del narrador es hacernos entender que hay una relación entre Dios y la historia humana. Podemos conocer a Dios porque se hace presente en la historia humana. Si no fuera así no lo conoceríamos, pues la historia es el ámbito en el que acontece nuestra existencia. Dios no es un AUSENTE, sino Aquel que está siempre presente, acompañando la historia, acompañando a la humanidad en su devenir. ¿Has tomado conciencia de las maneras como Dios te ha ido acompañando a lo largo de la vida?
5. Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios:
Una concepción tremenda de Dios ocupó el espíritu del antiguo pueblo de Israel, durante mucho tiempo. Esto fue cambiando. Una visión de Dios desde el miedo hace que la relación que establezcamos con Él esté viciada. La enseñanza de Jesús nos invita a vivir una experiencia en otro sentido: Jesús nos propone una relación con Dios desde el amor, desde la confianza, desde la misericordia. Las relaciones toman formas diversas, dependiendo de qué las anima (miedo o confianza).
6. He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos:
Todos los escritos bíblicos (y el libro del Éxodo no es la excepción) dan testimonio de la manera como Dios es percibido por el antiguo pueblo de Israel. No se trata de un Dios lejano. Se trata de un Dios que se aproxima, que viene a nuestro encuentro, que se acerca y que establece con nosotros una relación empática: se sitúa en nuestro lugar para comprendernos mejor. Esta manera de ser de Dios se hace plenamente clara en la persona de Jesús: Jesús es el acercamiento pleno de Dios a la condición humana para liberarla de toda esclavitud.
7. Voy a bajar a librarlos de…:
Este es el proyecto: liberar. ¿De qué debemos ser liberados? ¿Cuáles son las formas de “esclavitud” que nos afectan? ¿Cuál es nuestra actitud ante la propuesta liberadora de Dios? ¿Queremos ser liberados? ¿Estamos dispuestos a asumir “nuestra parte” en este proceso?
8. Dios me ha enviado a vosotros:
Esta es una
de las características fundamentales de todos los personajes claves de la
Biblia (tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo). Abraham, Moisés,
Elías, Amós, Jeremías, Juan Bautista, JESUS, Pedro, Pablo…etc., todos fueron
enviados por Dios. El creyente de hoy también lo es. El problema está en
percibirlo, aceptarlo y asumir la tarea que Dios propone. En eso estamos ...
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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