En Defensa de la Fe


Solemnidad de la Epifanía del Señor Ciclo A 2020

Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad de la Epifanía del Señor Ciclo A 2020, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2020, corresponde al Domingo 5 de Enero.




Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.






Isaías 60, 1-6

La gloria del Señor amanece sobre ti

 

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos esos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

 

 

Algunas reflexiones:

 

Los capítulos 56 a 66 del libro de Isaías nos sitúan ante la reflexión de un profeta posterior al exilio del antiguo pueblo de Israel en Babilonia. Una vez que ha regresado del exilio, el antiguo pueblo de Israel se enfrenta a la enorme tarea de restaurar el país, comenzando por la reconstrucción de la ciudad capital, Jerusalén. La memoria del sufrimiento aún está muy fresca, aún no se tiene total claridad sobre cómo será posible (materialmente hablando) llevar adelante la tarea y, además, la situación de pobreza se deja sentir.

 

En el texto propuesto, el profeta se basa en dos convicciones:

 

  • Dios no ha abandonado a su pueblo. Por el contrario, lo sigue acompañando, lo sigue animando. Si le ha permitido retornar es porque la tarea de la reconstrucción es posible.

 

  • Solo teniendo a Dios como fundamento, no solo la reconstrucción de la nación podrá realizarse, sino que Israel podrá aspirar a la prosperidad y a la paz.

 

  • Dios quiere que Israel (a partir de Jerusalén) sea luz que ilumine a todos los pueblos. Esa luz es la sabiduría que Dios le da.

 

Algunos aspectos pueden ser tenidos en cuenta en nuestra meditación:

 

1.    Dejémonos atraer nuevamente por Dios, que nos llama a reconstruir (a restaurar) aquello que hemos dañado en la sociedad, en la naturaleza.  

 

2.    Sintamos la necesidad de asociarnos con otros para lograr mejores resultados en esta tarea.

 

3.    Dejemos a Dios ser el fundamento de nuestra vida y de nuestra acción.

 

4.    Aprendamos – desde nuestra experiencia de Dios – a ser luz (para otros) allí donde estemos.

 

Al hacer la lectura de este texto, pero desde la perspectiva cristiana, es necesario identificar la luz salvadora de Dios: es la persona de Jesús.

 

El evangelista Juan lo afirma al comienzo de su evangelio: “En la Palabra (que es Jesús) estaba la vida y la vida era la luz de los hombres; la luz brilló en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron” (Jn 1, 4-5).

 

El proyecto (del Reino de Dios) que Jesús propone es la luz. Pero ese proyecto requiere la participación responsable del creyente cristiano. ¿Es nuestro testimonio un servicio decidido para que esta luz (que es Jesucristo) llegue a muchos?




Efesios 3, 2-6

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos

 

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

 

 

Algunas reflexiones:

 

Cuando Pablo escribió esta carta a los efesios, él se encontraba preso. La carta parece haber estado destinada a varias comunidades cristianas (iglesias) de Asia Menor. La carta debía circular entre las comunidades. El pensamiento central de la carta es lo que Pablo llama “el misterio de Cristo”, es decir, el proyecto salvador de Dios, revelado (=manifestado) a la humanidad en la persona de Jesús de Nazaret.

 

San Pablo escribe, pues, a los cristianos de Éfeso y les recuerda que fue Dios mismo quien le reveló este misterio de Cristo y lo escogió para evangelizar. Recuerda, además, que ese “evangelio de Jesucristo” que él anuncia es para todos los pueblos, sin ningún tipo de exclusión. Debe ser vivido coherentemente y anunciado generosamente a otros. Los destinatarios deberán asumir la decisión de acogerlo o rechazarlo.

 

Lo cierto es que san Pablo insiste, en esta y en otras cartas, en la universalidad de la salvación. El amor de Dios es para todos, la propuesta salvadora de Dios es para todos, la persona de Jesús es para todos. Ya no importa si se pertenece a uno u otro pueblo o si se es de una u otra raza o si la persona es de una u otra clase social.  Lo que realmente importa es la actitud interior, la disposición del corazón, la comunión con Cristo y el deseo de hacer el bien.

 

Esta universalidad de la salvación reclama de cada creyente una visión amplia de la experiencia espiritual; un corazón abierto para acoger a todos y una capacidad grande de aceptación de la diversidad. ¿Tenemos estas actitudes?

 

Algunos aspectos pueden ser contemplados en nuestra meditación:

 

1.    La presencia salvífica de Dios que ama a todos y llama a todos.

 

2.    Entender a la Iglesia como la gran comunidad que acoge a Cristo como Señor y Salvador y asume fielmente la tarea de ser testigo de su proyecto.

 

3.    La tarea de trabajar por un mundo donde la igualdad fundamental de todos los seres humanos sea real. Igualdad que no contradice la diversidad de lo humano.

  

4.    La tarea de vivir la fraternidad, la cual no debe quedarse en mera idea. La fraternidad humana es una construcción que reclama la voluntad y el esfuerzo cotidiano del creyente. 




Mateo 2, 1-12

Venimos de Oriente para adorar al Rey

 

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel"". Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

 

 

Algunas reflexiones

 

La atención del oyente o del lector del evangelio de este día se centra en los tres magos venidos de Oriente, que buscan a Jesús, de quien se les ha dicho que es el “rey de los judíos”. En realidad, la atención se debe centrar en Cristo.

 

El término magos puede despistarnos ya que puede aludir a realidades muy diversas (hechiceros, astrólogos, sacerdotes extranjeros, etc.) Independientemente de estas posibles identificaciones, estos magos representan a aquellos pueblos extranjeros de que habla la primera lectura (de Isaías): esos pueblos que van a adorar y a ofrecer sus riquezas.

 

Los magos, misteriosamente orientados, vienen a adorar al rey de los judíos. Pero vienen no solo porque es el rey de un pueblo, sino porque se les ha revelado que hay en Él algo especial que sobrepasa todo entendimiento, todo reduccionismo político.  Su reino no es de este mundo. No se trata entonces de un rey cualquiera, sino del rey esperado que –según las tradiciones judías antiguas- inaugurará el Reino de Dios.

 

Recordemos que en repetidas ocasiones Jesús insistió en que su Reino no era “de este mundo”, es decir, que no funcionaba según las lógicas mezquinas del poder, la dominación y el egoísmo, sino desde la lógica de la misericordia de Dios.

 

Contrasta la actitud de búsqueda y de piedad de estos magos con la actitud arrogante, desconfiada, inescrupulosa y asesina de Herodes. Él representa a los reyes y reinos de este mundo. El ser humano dominado por la codicia, por el deseo de poder, por el ansia de dominar, por la pretensión de poseer.  

 

Interesante, en el relato, la alusión a la ciudad de Belén de Judea que siendo una insignificante ciudad es el lugar de origen del Mesías. Es el Mesías el que la hace grande e importante. Del mismo modo será grande el amor que puede brotar del corazón humano si se deja guiar por el Espíritu de Dios.

 

Recogiendo las expectativas y las tradiciones del antiguo Israel, el relato nos presenta a Jesús como el jefe, el rey, el pastor que pastoreará al pueblo. Recordemos que – después de la desaparición de David – el pueblo de Israel esperaba la llegada de un rey que fuera digno de ese nombre. Debería ser un rey justo, piadoso, misericordioso, incorruptible y sabio. Es lo que se esperaría de todos los líderes y gobernantes. Es lo que las sociedades (los pueblos) necesitan.  

 

Notemos que el evangelista subraya en Herodes la doble intención: decir una cosa pensando hacer otra. Herodes es un astuto manipulador, pero las cosas no le salen como las planea. De hecho, su intención no es como la de los Magos, que querían encontrar a Jesús para adorarlo. Herodes dice querer adorar, pero desea matar. Ve en Jesús un enemigo, un competidor. Las lógicas de competición y lucha requieren de un ganador y de un perdedor. ¿Acaso, no podemos pensar de otra manera?

 

Los Magos ven recompensada su búsqueda: lo encuentran, se alegran, lo adoran y regresan a su tierra “por otro camino”… Un camino que los aleja de Herodes, un camino que no es el de Herodes… Un camino diferente al del odio, al del deseo de poder, al de la violencia y la crueldad. Este es el camino que se nos propone ¿transitaremos por él?

 

La estrella juega un papel clave en la narración: recordemos que la tradición judía anunciaba la llegada del Mesías como una estrella que surge de Jacob (Números 24, 17). Con este y otros recursos el evangelista Mateo quiere afirmar que Jesús es el Mesías (hay que suponer que en la época de Mateo había tensión aún sobre la identidad teológica de Jesús).

 

Recordemos que no estamos delante de un reportaje televisivo, sino delante de una narración teológica, de una catequesis sobre Jesús, de un testimonio que busca enfatizar varios aspectos:

 

1.    La búsqueda espiritual honesta del ser humano (simbolizada en los Magos).

 

2.    El reconocimiento de Jesucristo como Salvador (los Magos simbolizan al mundo conocido en la época).

 

3.    Los juegos de poder y de mentira que habitan el corazón humano en todas las épocas (simbolizado en la figura de Herodes).

 

4.    La muerte de los inocentes (los niños que Herodes manda asesinar) ¿Cuántos inocentes son asesinados a diario? 

 

Los Magos son presentados como hombres capaces de leer los signos, de trascender las apariencias, de escuchar (en lo profundo) la voz de Dios. ¿Somos capaces de leer los signos de la presencia de Dios en el mundo actual? ¿Somos capaces de leer los engaños que pueden presentarse en el terreno de la vida espiritual?

 

Los Magos son capaces de salir de sus lugares, de ponerse en camino, de desinstalarse para buscar a Dios. ¿Cómo definiríamos nuestra búsqueda de Dios? ¿Somos capaces de desinstalarnos para vivir una profunda experiencia espiritual?

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…

 

 

Salmo 71

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

 

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes: para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.

 

Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R.

 

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos; que los reyes de Sabá y de Arabia le ofrezcan sus dones, que se postren ante Él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. R.

 

Porque Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; Él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.

 

 

¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?

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