Te comparto la reflexión correspondiente a la Solemnidad de Santa Maria, Madre de Dios - Ciclo A 2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 1° de Enero.
La
imagen materna marca la vida de todo ser humano; nuestra existencia depende de
ella. La imagen materna marcó profundamente la vida de Jesús. La liturgia nos
invita a meditar en el sí de María a la propuesta divina: ‘Dios te ha
escogido para ser la Madre del Mesías, del Salvador.’ Propuesta
interesante y feliz, pero también altamente compleja y cargada de
incertidumbres. El sí de María está ligado a la entrada de Jesús en la historia
humana y, con dicha entrada, a la posibilidad de que la paz –construida desde
Dios – sea posible para toda la humanidad.
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré
El Señor habló a Moisés: "Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz". Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré."
En la primera lectura, se subraya la presencia de Dios en los diversos caminos por los que transita la humanidad. Una presencia de la que no siempre nos damos cuenta, pero de la que depende la plenitud de nuestra vida.
Dentro de la narración bíblica del Antiguo Testamento, este texto nos sitúa en el Sinaí, frente al monte en el que se selló la alianza de Dios con el antiguo pueblo de Israel. Se nos cuentan que Dios dio allí a Moisés algunas instrucciones, antes de que el pueblo entrara en la Tierra Prometida.
El texto nos presenta una fórmula con la cual Moisés – de parte de Dios- deberá bendecir al pueblo. Esta bendición se retomará constantemente y los sacerdotes deberán pronunciarla sobre el pueblo.
Recordemos que la bendición, en los pueblos semitas, es considerada como una comunicación real de la vida divina y como signo de la presencia de Dios que ama, cuida y acompaña. La bendición es un don que – una vez concedido- no puede ser retirado ni anulado. El contenido de esta oración es hermoso y en él debemos centrarnos:
La bendición nos recuerda que todo es don de Dios; que Él nos comunica su vida y se quiere relacionar con nosotros como alguien que, porque nos ama, es favorable a nuestra realización y se empeña en ella. Es desde esta perspectiva que estamos invitados a vivir la alianza con Dios. ¿Estamos en la perspectiva adecuada?
Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
El texto del evangelio de este domingo es continuación del texto que fue leído el día de Navidad. Luego de que el ángel de Dios anunció a los pastores el nacimiento del Salvador, los pastores se dirigieron a Belén y, allí, encontraron al niño. Recordemos que el texto es una catequesis y que el evangelista Lucas no está interesado en hacer una especie de reportaje para contarnos los hechos sucedidos, sino que pretende – a través de su narración – darnos un mensaje de fe, que busca decir quién es – desde el punto de vista teológico – este niño y cuál es su misión:
También, la narración quiere subrayar la actitud humana ante la propuesta que Dios hace a través de Jesús:
En el evangelio se nos muestra la llegada del proyecto liberador de Dios en la persona de Jesús. Este acontecimiento maravilloso (la llegada de Jesús) provoca la alegría profunda de muchos, especialmente de aquellos que son excluidos y no tienen la posibilidad de acceso a la salvación. La presencia de Jesús (su nacimiento, pero también su vida, su predicación y su acción posteriores) debe hacernos pensar en los marginados y excluidos del mundo y en los mecanismos que generan tanto dolor y sufrimiento.
María se destaca como la mujer que, históricamente, hizo posible esta entrada de Jesús al mundo y este encuentro con la salvación de Dios. Los autores del Nuevo Testamento subrayarán varios rasgos de María:
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: "¡Abbá! (Padre)." Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
En la segunda lectura, el autor afirma que Dios, que siempre nos ha amado, nos ha expresado la plenitud de ese amor en la persona de Jesús. En Él encontramos la clave que nos libera de toda esclavitud y el horizonte en el cual nos descubrimos y realizamos como hijos de Dios, hijos del amor.
Recordemos que entre las comunidades cristianas del norte de Galacia hubo una grave crisis. Llegaron a estas comunidades algunos predicadores judaizantes, que cuestionaban la legitimidad del evangelio de Jesucristo vivido y predicado por san Pablo. Se acusaba a Pablo de predicar un evangelio diferente del predicado por los apóstoles establecidos en Jerusalén. Sostenían que la fe en Cristo debía ser completada por el cumplimiento riguroso de la Ley de Moisés.
Pablo estaba convencido que la experiencia de seguimiento de Jesús no debía confundirse con una religión de formalismos y de ritos externos, sino que debía fundarse en la misericordia de Dios, pues la salvación es, ante todo, un don y no una conquista humana.
Preocupado por esta situación, Pablo escribe a los gálatas, llamando su atención con firmeza. Les recuerda que la experiencia de unión con Cristo es libertad y que esa libertad viene de Dios. Les invita a volver al evangelio por él predicado. Pero la opción por Cristo debe ser seria. En el texto que es propuesto como segunda lectura, Pablo recuerda a los gálatas la encarnación de Cristo y el objetivo de su venida a este mundo: hacer que los que a Él se adhieren lleguen a ser hijos de Dios libres.
¿Qué nos queda de este texto?
Este texto es el único lugar en el que el apóstol Pablo se refiere a María, la madre de Jesús: ella es la mujer de la cual nace el hijo de Dios. Sin embargo, el texto no está centrado en María, sino en Jesús, el Cristo. Él es el Salvador del género humano.
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, / ilumine su rostro sobre nosotros; / conozca la tierra tus caminos, / todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia, / riges los pueblos con rectitud / y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh
Dios, que te alaben los pueblos, / que todos los pueblos te alaben. / Que Dios
nos bendiga; que le teman / hasta los confines del orbe. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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