En Defensa de la Fe


Segundo Domingo de Adviento Ciclo A 2016

Te comparto la reflexión correspondiente al Segundo Domingo de Adviento Ciclo A 2016, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.



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Nota acerca de la fecha: En el 2016, corresponde al Domingo 4 de Diciembre.



No podemos vivir sin tener un núcleo de valores que orienten y den sentido a la vida, a los esfuerzos, al camino. Pero podemos equivocarnos. Hay que desenmascarar los falsos valores y fortalecer los auténticos.

 

¿Qué es un valor? ¿Qué valores nos propone Jesucristo? ¿Cómo discernir los valores? ¿Cómo lograr que los valores dejen de ser meros conceptos y pasen a encarnarse en la vida cotidiana, que es donde se les necesita?

 

En la primera lectura, el profeta Isaías anuncia la venida de un enviado de Dios, que descenderá de la estirpe de David. La característica fundamental de este enviado (Ungido de Dios) es que en Él reposará el Espíritu Santo y ese espíritu tiene unas características que hace que quien lo acoja tenga unas tendencias propias del Reino de Dios: hacia la sabiduría, la mansedumbre, la justicia, la piedad. No lo olvidemos; quien logre conectar con este Espíritu tendrá también estas características.

 

En la segunda lectura, el autor de la carta se dirige a aquellos que han aceptado a Jesús en su vida como Señor y Salvador. Ellos (los cristianos) tienen como propuesta dejarse habitar por Jesús al punto de terminar siendo instrumentos vivos del amor misericordioso de Dios en el mundo. 

 

En el relato del evangelio, Juan Bautista anuncia que el Reino de Dios está próximo, pero hay que tener cuidado de no confundir el Reino de Dios con cualquier cosa y entender que dicho Reino no es una cosa material y externa, sino que se trata del acontecer de Dios al interior de la personas. Para que ese Reino se transforme en realidad, el Bautista invita a cambiar nuestra manera de pensar, de sentir y de vivir. Este cambio pide una revisión de los valores que, a la larga, son los que orientan la vida.





En la comunidad cristiana debe haber una preocupación especial por los más necesitados y los que sufrenEn la comunidad cristiana debe haber una preocupación especial por los más necesitados y los que sufren




Isaías 11, 1-10

Juzgará a los pobres con justicia

 

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastoreará. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

 

 

Este poema de Isaías refleja el sueño de volver al estado idealizado del reinado de David (estado que, cuando Isaías escribe, se ha perdido y se busca rescatar). En este contexto se desarrolla la corriente mesiánica, según la cual Dios, que no olvida a su pueblo, continúa acompañándolo y le enviará su mensajero para restaurar y recuperar lo que se perdió.  

 

Estamos en el siglo VIII a.C., y el pueblo de Israel se ve acosado por el imperio asirio y quiere apoyarse en el imperio egipcio, que se encuentra en declive y bastante frágil. El profeta insiste en que – más allá de las alianzas que los gobernantes puedan hacer “para salvar el pellejo”- el pueblo debe primero hacer una revisión interna, debe darse cuenta de que se ha separado de Dios y debe confirmar la alianza con Dios. No hay que poner la confianza en esos otros poderes de este mundo, que – a la larga – decepcionan. Debe confiar, ante todo, en Dios.

 

Claro, se deben distinguir (pero no separar) los planos (lo político y lo religioso), pero lo primero es – según el profeta – mirar hacia Dios. ¿Qué lugar ocupa realmente Dios en tu vida?  El profeta, que ya ha vivido la desilusión que han traído los reyes de Judá, sostiene la esperanza del pueblo, pero lo invita a apoyarse en Dios y a soñar con un tiempo nuevo, que traerá paz y justicia. Pero un tal tiempo sólo podrá concretarse si es Dios quien está en el centro de la vida del pueblo, empezando por sus gobernantes.

 

A continuación proponemos un núcleo de temas que constituyen el mensaje de esta lectura y que pueden orientar nuestra reflexión.

 

  • 1.    El anuncio de la venida de Aquel que viene en nombre de Dios. Recordemos que el tiempo de Adviento (de la liturgia cristiana católica) está centrado en el envío que Dios hace de su Hijo y de la llegada (entrada) de este Hijo al mundo (Encarnación).

 

  • 2.    La acción del Espíritu en ese enviado de Dios. Interesante esta insistencia en la presencia y la acción del Espíritu de Dios y la docilidad, de nuestra parte, a este Espíritu. Si ser cristiano es ser espiritual, ¿cómo es nuestra experiencia del Espíritu de Dios? Recordemos que la gran afirmación del cristianismo es que la plenitud del Espíritu de Dios residía en Cristo, que era el Espíritu el que lo impulsaba, lo movía, lo guiaba.

 

  • 3.    Los dones de este Espíritu: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, temor de Dios. ¿Quién no los necesita? La acogida de estos dones y su cultivo debe ser una de nuestras mayores prioridades en el camino de maduración espiritual.

 

  • 4.    El peligro de dejarse llevar por las apariencias. Este ha sido un problema de siempre, en la historia de la humanidad. “El ser humano se queda en la apariencias, pero Dios ve el corazón”, es la advertencia que se le hace al profeta cuando tiene que buscar al sucesor del rey Saúl. Vivimos de apariencias (nuestro mundo nos prepara para ello), pero no siempre lo que “aparece” corresponde a lo que ES. Hay que discernir.

 

  • 5.    El peligro de dejarse arrastrar por lo que los otros dicen.  Vivimos en un mundo en el que todos hablan de todo y de todos, pero ¿qué valor tiene lo que se dice? ¿Cómo discierno lo que dicen los otros? ¿Qué peso y valor tiene lo que yo mismo(a) digo?

 

  • 6.    La necesidad de trabajar por la justicia y garantizarla. ¿No es este uno de los problemas fundamentales de la historia humana? ¿No es esta una de las urgencias del periodo de pos-acuerdo en Colombia?

 

  • 7.    El proyecto de construir una humanidad nueva (reconciliada, en paz, hecha a base de amistad, que permite que lo que aparece como imposible sea posible (por ejemplo: que la pantera duerma con el cabrito). ¿Qué tipo de humanidad tenemos? ¿Qué tipo de humanidad deseamos? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para caminar en esta dirección?






Romanos 15,4-9

Cristo salva a todos los hombres

 

Hermanos: Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: "Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre."

 

 

Recordemos que la carta a los romanos es dirigida por Pablo a una comunidad que él no fundó, pero con la cual quiere compartir su experiencia de Cristo y su visión de la vida cristiana. La carta está dirigida a creyentes cristianos que tienen una visión cultural diferente de la de los cristianos que venían del judaísmo.  Hay un peligro de confrontación y, hasta de división, entre estos dos tipos de cristianismo: cristianismo judaizante y cristianismo helénico (es decir, formado con gente de matriz greco-romana).

 

Para Pablo hay dos convicciones fundamentales: todos los creyentes cristianos (los bautizados) recibieron el don de Dios (es decir, el Espíritu Santo) y para todos la persona de Jesucristo es suficiente para alcanzar la salvación.  Por tanto, centrados en Cristo y dóciles al Espíritu Santo pueden vivir fraternalmente. Por eso Pablo exhorta a los cristianos a vivir en el amor.   

 

En la primera parte del texto, Pablo exhorta a los cristianos a vencer el egoísmo y la autosuficiencia y concentrarse en la ayuda solidaria (consoladora) a los sufrientes y necesitados. ¿No debemos también nosotros acoger esta exhortación? En la segunda parte, Pablo insiste en la necesidad de no discriminar y de aprender a acoger al otro diferente, pero en una lógica de fraternidad.  Sólo así se logrará construir una comunidad cristiana viva que pueda ser auténtico signo de Cristo en el mundo.

 

Del texto propuesto se desprenden algunos puntos que son claves y pueden orientar nuestra reflexión:

 

  • 1.    La Biblia como una colección de escritos espirituales, en los que hay que buscar instrucción, enseñanza, sabiduría. ¿La lees? ¿La abordas desde esta perspectiva?

 

  • 2.    Se trata de nutrir nuestra esperanza. Sin esperanza es imposible o, por lo menos, doloroso y dramático vivir. ¿Cuál es tu esperanza? ¿Has pensado en qué consiste la esperanza cristiana?

 

  • 3.    La experiencia de unión con Dios nos debe llevar a transformarnos en personas pacientes y capaces de consolar (a los que sufren), pues es lo que Dios ha hecho con el pueblo de Israel y con la humanidad entera.  Tu cercanía a Dios y tu fe ¿han hecho de ti una persona más paciente y sensible a los sufrimientos de la gente? Y ¿Esta sensibilidad se transforma en acción o se queda en “buenos deseos”?

 

  • 4.    La experiencia cristiana debe llevarnos en una dirección: buscar – con nuestra vida – la gloria de Dios.

 

  • 5.    No podrá haber “humanidad nueva” si no aprendemos a acogernos “fraternalmente” unos a otros. Atención, se trata de un aprendizaje. ¿Cómo se aprende a ser fraterno? ¿Qué exigencias se deriva de asumir la fraternidad como parte de nuestro proyecto de vida?

 

Todo lo anterior nos ayuda a entender que:

 

  • A.    Las divisiones entre creyentes no ayudan a la Iglesia a cumplir su misión, que es ser signo de Cristo en el mundo.

 

  • B.    En la comunidad cristiana debe haber una preocupación especial por los más necesitados y los que sufren. Hay que asegurarnos que – realmente – esto se dé.

 

Estos dos puntos nos podrían ayudar a hacer un examen personal, pero también una revisión/evaluación de la praxis pastoral de la Iglesia (grupos, movimientos, parroquias, diócesis, etc.).




 

Mateo 3, 1-12

Convertíos, porque está acerca el reino de los cielos

 

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: "¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga."

 

 

Después de los primeros dos capítulos (que hablan de la infancia de Jesús), el evangelista Mateo presenta la figura de Juan el Bautista con una misión específica: preparar la llegada del Mesías.

 

Juan Bautista fue un guía espiritual alrededor del cual se estructura un movimiento popular centrado en la venida del Reino de Dios, el Juicio de Dios, la llegada del Mesías y la necesidad de convertirse.  Ante la inminencia de la llegada del Reino de Dios, Juan insiste en la necesidad de pasar por un rito de purificación (un bautismo de conversión en el río Jordán).

 

La tradición evangélica es unánime en decirnos que Jesús estuvo vinculado a este movimiento penitencial. Es más, de todos los movimientos religiosos existentes en su tiempo fue con este movimiento bautista orientado hacia los excluidos con el que Jesús se identificó. Con ello revela que la lógica en la que Él funciona no es la lógica de exclusión y prepotencia espiritual sino la lógica del amor y del rescate. ¿No es este un punto que merece revisión?

 

De esta lectura podemos subrayar algunos puntos que pueden servirnos de materia de meditación:

 

  • 1.    La acogida del Reino de Dios (del amor misericordioso de Dios) pide, de parte del creyente, un itinerario penitencial, es decir, un proceso de revisión, arrepentimiento y conversión (regreso a Dios).

 

  • 2.    La llegada del Reino de Dios (y del Mesías) piden una preparación interior por parte del creyente (de las comunidades). Esa preparación pide corregir lo que de “torcido” hay en la propia vida.

 

  • 3.     Juan Bautista nos enseña varias cosas.

 

                @         No se trata de vestirnos hoy con piel de camello, pero sí de aprender a ser honestos, austeros y sensible a los excluidos (los que él acogía en el Jordán no eran aceptados por los representantes religiosos en los espacios oficiales de salvación… quedaban excluidos de la salvación);

 

               @         Hay que aprender a ser directos y claros cuando hay que serlo (una cosa es decir lo que los otros quieren escuchar y, otra, decir lo que sucede y lo que los otros necesitan para crecer). Lo que les dice el Bautista a los fariseos, sin duda, no fue fácil de decir, pero había que decirlo.

 

             @         Debemos tener clara la propia misión y la delicadeza de no usurpar el puesto de otros (El Bautista no usurpa el puesto de Jesús). 

 

 

Terminemos nuestra reflexión orando con el…





Salmo 72

Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.

 

Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.

 

Que en sus días florezca la justicia/ y la paz hasta que falte la luna; / que domine de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra. R.

 

Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía protector; / Él se apiadará del pobre y del indigente, / y salvará la vida de los pobres. R.

 

Que su nombre sea eterno, / y su fama dure como el sol: / que Él sea la bendición de todos los pueblos, / y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.




 

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