¡Si! Dios se preocupa de las necesidades materiales de los hombres, en particular de aquellas que favorecen la Salvación de sus almas.
Para tal efecto, Dios interviene directamente, o se vale de instrumentos, conscientes (como el caso del profeta Eliseo que vamos a ver más delante) o ciegos (no se percatan que Dios los está utilizando como medio de bendición). En unas ocasiones Dios obra a través de milagros o simplemente muestra Su Mano misericordiosa de forma patente a través de las circunstancias o de las personas.
Aprovechemos la reflexión que al respecto nos brinda Monseñor Fernando Altamira, a la luz de la siguiente epístola del libro IV de los Reyes:
Una de las mujeres de los discípulos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: “Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Yahvé; ahora ha venido el acreedor para llevarse mis dos hijos como esclavos.” Eliseo le dijo: “¿Qué puedo hacer yo por ti? Dime ¿qué tienes en casa?” Ella respondió: “Tu sierva no tiene ninguna otra cosa sino una orza de aceite.” Dijo él: “Vete a pedir fuera vasijas, de parte de todas tus vecinas, vasijas vacías, y no sean pocas. Luego entrarás y cerrarás la puerta tras de ti y tus hijos, y echarás (aceite) en todas esas vasijas, y las que estuvieren llenas, las pondrás aparte.” Ella se retiró de él, cerró la puerta tras de sí y de sus hijos; y mientras éstos le alcanzaban (las vasijas) ella las llenaba. Estando ya todas llenas, dijo a su hijo: “Alcánzame otra vasija.” Él le respondió: “No hay más vasijas.” Y se detuvo el aceite. Ella fue entonces y se lo contó al varón de Dios, el cual dijo: “Vete y vende el aceite, y paga tus deudas; y viviréis de lo restante, tú y tus hijos".
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