En Defensa de la Fe


¿Qué es la oración?

La oración es a la vez un acto de adoración, un acto de súplica, un acto de propiciación y un acto de acción de gracias.



Veamos la explicación de cada uno de ellos. Para ello nos basamos en la enseñanza acerca de una de las grandes herramientas que usaron Santa Mónica y Santa Rita, para lograr la conversión, la salvación y hasta la santidad, de sus seres queridos -esposo, hijos - : la oración perseverante (dada por Monseñor Fernando Altamira en la prédica de este enlace)



La oración es a la vez un acto de adoración, un acto de súplica, un acto de propiciación y un acto de acción de gracias.La oración es a la vez un acto de adoración, un acto de súplica, un acto de propiciación y un acto de acción de gracias.




1.      Un acto de adoración:


El rezar siempre implica un acto de adoración a Dios, reconociéndolo como el Sumo Señor, el Ser Supremo, el Creador, el Todopoderoso. Siempre que rezamos estamos confesando que nosotros dependemos de Él en todas las cosas, sí en todas las cosas, sea en lo natural y sea en lo sobrenatural.



2.      Un acto de impetración (de súplica):

Como dependemos de Dios en todas las cosas entonces le pedimos cosas con la oración. La oración es un acto de impetración. Al pedir cosas a Dios siempre le estamos honrando. A Dios se le honra pidiendo. Pedirle es un acatamiento y un reconocimiento del poder de Dios. Agradamos a Dios pidiéndole cosas, porque además el pedir nos sirve para la humildad, pues implica el reconocerse como “los mendigos de Dios”; implica también reconocer que necesitamos de Él, que necesitamos todo de Él, en lo espiritual y en lo material, que no podemos solos.



3.      Un acto de propiciación (de pedir perdón):

La oración implica siempre, al menos en forma implícita, una actitud de pedir perdón a Dios por nuestros pecados. Es un acto de propiciación; pedimos que Dios nos sea propicio y perdone nuestros pecados. Hacemos esto al menos implícitamente, pues nos reconocemos pecadores y con necesidad de pedir perdón, para que Dios nos mire con buenos ojos y de allí también que nos otorgue lo que necesitamos.



4.     Un acto de acción de gracias:

La oración lleva, o debe llevar siempre, el agradecer. Debe ser también un acto de acción de gracias, o lo que se llama “el fin eucarístico” (el fin de dar gracias). El que agradece a Dios, recibe dos veces, y el buen hijo de Dios agradece tanto si recibió la gracia solicitada como si no la recibió (y si no la recibimos siempre habrá un motivo sapientísimo y misericordioso y misterioso, que solo Dios conoce, y debemos sufrir, si es del caso, por ello. El motivo por el cual no la recibimos, tal vez recién la sabremos en nuestro juicio particular, en el mismo instante de morir. Y de hecho, si la gracia particular no se obtuvo, de todas maneras siempre estamos recibiendo todo de Él, comenzando por el hecho de tener un día más de vida).



La oración establece relaciones entre Dios y uno mismo

La oración establece relaciones entre Dios y el hombre, entre Dios y uno mismo; es muy hermoso saber esto, y es muy importante: La oración establece relaciones entre Dios y uno mismo.


Por otro lado, la oración da la Conformidad con la Voluntad de Dios, tema del cual tanto hemos hablado, pues toda oración bien hecha implica, en forma explícita o en forma implícita, la sumisión de nosotros hacia Dios, la Conformidad.


El concepto más común de “oración”: la oración es una elevación del alma hacia Dios.


O como dice en igual sentido San Juan Damasceno, un “ascenso del alma hacia Dios”.


San Agustín nos agrega: “la oración es una afectuosa inclinación del alma hacia Dios”.


San Gregorio Niceno, en esas relaciones que la oración crea entre Dios y cada uno de nosotros, dice: “la oración es el trato y coloquio con Dios”.




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