En Defensa de la Fe


El Purgatorio: cuán importante es comprender su existencia

Desgraciadamente, no recordamos lo suficiente a nuestros queridos difuntos: su memoria parece perecer con el sonido de las campanas. Debemos mirar más de cerca esta vida más allá de la tumba, este estado intermedio de las almas justas, que aún no son dignas de entrar en la Jerusalén celestial.



Tristemente, no recordamos lo suficiente a nuestros difuntos. Debemos mirar más de cerca la vida más allá de la tumba, este estado intermedio de las almas que aún no son dignas de entrar en el cieloDesgraciadamente, no recordamos lo suficiente a nuestros queridos difuntos: su memoria parece perecer con el sonido de las campanas. Debemos mirar más de cerca esta vida más allá de la tumba, este estado intermedio de las almas justas, que aún no son dignas de entrar en la Jerusalén celestial.




El mes de noviembre está especialmente dedicado a practicar la devoción a las Almas del Purgatorio.

 

Lo que vas a leer a continuación corresponde a la traducción del francés al español, hecha por el Padre Juan Carlos Ortiz, de uno de los mejores libros sobre el tema del Purgatorio, “Le Dogme du Purgatoire illustré par des Faits et des Révélations Particulières” (El dogma del purgatorio ilustrado por hechos y revelaciones privadas), del Padre Francisco-Javier Schouppe.

 

Es un libro basado en la Teología Católica, en los hechos y revelaciones privadas aprobados o reconocidos como auténticos, relacionados con el Purgatorio.

 

En palabras del Padre Ortiz: <<Que estas reflexiones aumenten en todos ustedes la devoción por las benditas Almas del Purgatorio>>.


Y agreguemos las palabras del Padre Schouppe: <<¡Que los hechos aquí expuestos, graben profundamente en todas las almas, el santo y saludable conocimiento sobre el Purgatorio!>>.










A partir de este momento comienza el libro del Padre Schouppe.









IMPRIMATUR

 Malinas (Bélgica), 15 de abril de 1888
† Pierre Lambert,
 Arzobispo de Malinas



APROBACIONES


Ego Josephus Van Reeth, Praepositus Provincialis Societatis Jesu in Belgio, potestate ad hoc mihi facta ab Admodum Reverendo Patre Antonio Anderledy, ejusdem Societatis Praeposito Generali, facultatem concedo, ut opus cui titulus Le Dogme du purgatoire, illustré par des faits et des révé-lations particulières, a Patre F.X. Schouppe S. J. con-scriptum, et a deputatis censoribus rite recognitum atque approbatum, typis mandetur.
In quorum fidem has litteras manu mea subscriptas et sigillo meo munitas dedi.

Brugis, die 14 aprilis 1888.



DECLARACIÓN DEL AUTOR


De conformidad con el decreto
Sanctissimum del Santo Padre Urbano VIII, del 15 de marzo de 1525, declaramos que si bien es cierto en este libro hemos citado  hechos que presentamos como sobrenaturales, nuestra opinión se debe circunscribir únicamente al contexto personal y privado; la valoración de esta clase de hechos pertenece a la autoridad suprema de la Iglesia.








CAPÍTULO PRELIMINAR

El dogma del Purgatorio es tenido en el olvido con demasiada frecuencia por parte de la mayoría de los fieles; la Iglesia Purgante, en la que dichos fieles tienen tantos hermanos a los que hay que ayudar y por la que ellos mismos tendrán que pasar muy pronto, al momento de su muerte, parece serles ajena.

 

Este olvido, verdaderamente deplorable, hizo gemir a San Francisco de Sales: “Desgraciadamente no recordamos lo suficiente a nuestros queridos difuntos: su memoria parece perecer con el sonido de las campanas”.

 

La causa principal de esto es la ignorancia y la falta de fe: tenemos nociones demasiado vagas acerca del Purgatorio y además muy poca fe.

 

Por lo tanto, debemos mirar más de cerca esta vida más allá de la tumba, este estado intermedio de las almas justas, que aún no son dignas de entrar en la Jerusalén celestial, con el fin de distinguir los diferentes conceptos y reavivar nuestra fe.

 

Tal es el propósito del presente trabajo, no para probar la existencia del Purgatorio a los espíritus escépticos, sino para darlo a conocer mejor a los fieles piadosos, quienes creen con fe divina este dogma revelado por Dios.

 

Es a los fieles piadosos propiamente dichos, a quienes va dirigido este libro, con el objeto de brindarles una idea menos confusa del Purgatorio, yo diría incluso una idea más actualizada de la que se sostiene comúnmente, para dar la mayor claridad posible a esta gran verdad de la fe.

 

Para este propósito tenemos tres fuentes de revelación muy distintas.

 

En primer lugar, la doctrina dogmática de la Iglesia; en segundo lugar, la doctrina explicativa de los Doctores de la Iglesia; en tercer lugar, las revelaciones de los Santos y las apariciones, que vienen a confirmar la enseñanza de los Doctores.

 

La doctrina DOGMÁTICA de la Iglesia sobre el tema del Purgatorio consta de dos artículos que indicaremos más adelante en el capítulo 3. Estos dos artículos son de fe, y deben ser creídos por todo católico.

 

2° La doctrina de los DOCTORES y de los TEÓLOGOS, o, si se quiere, su sentir y sus explicaciones sobre varias preguntas relativas al Purgatorio (véase también más adelante, cap. III y ss.). No se imponen como artículos de fe; pueden no ser admitidos sin dejar de ser católicos. Sin embargo, sería imprudente, incluso temerario, apartarse de ellos; y es el espíritu de la Iglesia seguir las opiniones más comúnmente enseñadas por los Doctores.

 

3° Las REVELACIONES de los santos, llamadas también revelaciones privadas; no pertenecen al depósito de la fe confiado por Jesucristo a su Iglesia; son hechos históricos basados en el testimonio humano. Es permitido creer en ellos y la piedad encuentra en los mismos un alimento saludable. También es lícito no creer en ellos, en cuyo caso no se peca contra la fe; pero si son demostrados, no pueden ser rechazados sin ofender a la razón: por la sana razón se ordena a todo hombre que dé su asentimiento a la verdad, cuando está suficientemente demostrada.

 

Para aclarar más este último asunto, expliquemos primero la naturaleza de las revelaciones de las que estamos hablando.

 

Las revelaciones privadas son de dos tipos: algunas consisten en visiones, otras en apariciones. Se llaman privadas porque, a diferencia de las que se encuentran en la Sagrada Escritura, no forman parte de la doctrina revelada a todos los hombres y la Iglesia no las propone para que sean creídas como dogmas de fe.

 

Las visiones propiamente dichas son iluminaciones subjetivas que Dios vierte en la mente de una criatura para revelarle Sus misterios. Tales son las visiones de los profetas, de San Pablo, de Santa Brígida y de muchos otros santos.

 

Las visiones suelen tener lugar en un estado de éxtasis: consisten en ciertos espectáculos misteriosos, que se presentan a los ojos del alma y que no siempre deben ser tomados al pie de la letra.

 

A menudo son figuras, imágenes simbólicas, que representan de manera proporcional a nuestra inteligencia, cosas puramente espirituales, de las que el lenguaje ordinario no puede dar cuenta.

 

Las apariciones son a menudo, fenómenos objetivos que tienen un objeto real y externo. Tales fueron las apariciones de Moisés y Elías en el Tabor, la de Samuel evocada por la Pitonisa de Endor, la del ángel Rafael a Tobías, la de muchos otros ángeles; finalmente, tales son las apariciones de las almas del Purgatorio.

 

Que los espíritus de los difuntos a veces se aparecen a los vivos es un hecho que no se puede negar. ¿No lo señala claramente el Evangelio? Cuando Jesús resucitado se apareció por primera vez a sus discípulos mientras estos estaban reunidos, ellos creyeron ver un espíritu.

 

El Salvador, lejos de decir que los espíritus no se aparecen, les habla de la siguiente manera: "¿Por qué estáis preocupados y por qué surgen estos pensamientos en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies, soy Yo; tocad y mirad, porque un espíritu no tiene ni carne ni huesos, como veis que yo tengo. Lucas XXIV, 37 y sig.

 

Las apariciones de las almas que están en el Purgatorio tienen lugar frecuentemente. Se suceden en gran número en la vida de los santos y a veces incluso ocurren a los fieles comunes.

 

Hemos recogido y presentado al lector aquellas apariciones que parecen las más adecuadas para su instrucción o edificación.

 

Sin embargo, nos preguntarán, ¿son todos estos hechos históricamente ciertos? -Hemos escogido los más comprobados. Si algún lector encuentra alguno que a su juicio no aguanta el rigor de la crítica, puede no admitirlo.

 

Pero para no caer en una severidad excesiva que raye en la incredulidad, conviene anotar que, en general, las apariciones de las almas se producen y no logran ser puestas en duda aunque ocurran frecuentemente.







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