Te comparto la reflexión correspondiente al Primer Domingo de Cuaresma Ciclo A 2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 5 de Marzo.
Al iniciar el tiempo de Cuaresma, el primer domingo de este ciclo litúrgico nos invita a meditar sobre:
Las lecturas que se nos proponen, nos invitan a entrar en un proceso de reflexión, meditación y oración más intenso en este tiempo de Cuaresma, pero debemos estar atentos a su lenguaje (pues son textos muy antiguos, elaborados con alto tenor simbólico).
Es importante no caer en la trampa de hacer un acercamiento literal a estos textos. Hay que interpretarlos y actualizarlos. Recordemos que hay muchos siglos de distancia entre nosotros y los autores de estos textos de la biblia; pero los problemas y temas que ellos plantean siguen estando presentes, interpelándonos a todos.
La humanidad no deja de estar acosada por el mal; se encuentra con situaciones en las que la maldad se hace patente, pero lucha por salir de ella, por superarla. Estamos ante unos relatos míticos que tienen un carácter religioso y no historiográfico. Recordemos que la Biblia no pretende situarse en un plano científico (entre otras cosas, los autores de aquellas épocas no manejaban el concepto de ciencia que manejamos hoy).
Con estos relatos, los antiguos intentaron comprender y dar respuestas a problemas profundos (el mal, la felicidad, la vida, nuestro origen, nuestro futuro...). Hay que comprender esto y acercarnos con respeto (por un lado) y con cuidado (por el otro), intentado una interpretación razonable de lo que aquí se nos propone.
Creación y pecado de los primeros padres
El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?" La mujer respondió a la serpiente: "Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."" La serpiente replicó a la mujer: "No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal." La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó el fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Algunas reflexiones sobre el texto
Algunas respuestas aparecen: El mal…
Si creció el pecado, más abundante fue la gracia
Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. [Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud de delitos, acaba en sentencia absolutoria.] Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.
Algunas reflexiones sobre el texto
Jesús ayuna cuarenta días y es tentado
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes." Pero Él le contestó, diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."" Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."" Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras." Entonces le dijo Jesús: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto."" Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
Algunas reflexiones sobre el texto
1. Recordemos que el relato de las tentaciones de Jesús es un relato de tipo teológico y no un reportaje de periodista que ‘filmó’ a Jesús, mientras sufría las tentaciones. Lo que hay que buscar es el sentido profundo (desde el punto de vista religioso) que tiene el relato.
2. El Espíritu nos lleva al desierto, es decir, a la confrontación con el mal. No es que el Espíritu Santo quiera torturarnos con el mal, es que la vida misma nos confronta con él y el Espíritu de Dios viene en nuestro auxilio. “No nos dejes caer en tentación” oramos con las palabras de Jesús. El gran desafío que experimentamos como seres humanos (con conciencia moral) es el de superar el mal.
3. Es importante aclarar que, ‘teológicamente hablando’, el evangelista condensa un conjunto de tentaciones en un momento de la vida de Jesús, pero esto no debe hacernos pensar que las tentaciones son sólo de un momento de nuestra vida y que, una vez superadas, ya no vuelven, quedando de este modo el camino (de ese momento para delante) libre de obstáculos.
4. Ahora bien, si conectamos este relato con el conjunto del Antiguo Testamento, notaremos que las tres tentaciones que se dice que sufrió Jesús corresponden a tres grandes dimensiones de la respuesta de fe del pueblo de Israel. Esas tres dimensiones también operan en nuestra vida:
El evangelista quiere mostrarnos que el mismo Jesús no pudo dejar de experimentar dificultades para encaminar su vida, para cumplir su misión, pero la insistencia no está sólo en esto.
El evangelista Mateo nos quiere hacer descubrir que con la ayuda del Espíritu Santo, con una clara comprensión de la Palabra de Dios y con una firme voluntad de ser fiel a Dios, podemos (como lo hizo Jesús) superar cualquier tentación que pretenda separarnos de Él.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? San Pablo nos dirá que nada ni nadie puede hacerlo siempre que nuestro corazón permanezca en Él. Pero debemos optar y estar despiertos. Así comienza nuestra Cuaresma. Nuestras tentaciones, hoy, pueden ser otras y el mal se hace presente de diversas maneras; la maldad no deja (rá) de acosarnos; pero – no olvidemos lo que san Pablo nos dijo – “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5, 20).
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa, / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: / contra ti, contra ti solo pequé, / cometí la maldad que aborreces. R.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso. / Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu alabanza. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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