En Defensa de la Fe


La virtud de la Pureza, Santa María Magdalena

Tenemos en Santa María Magdalena un maravilloso modelo de conversión. Ella, que habiendo sido una gran pecadora, ya no se apartó del Señor una vez que estuvo a Sus Pies, se convirtió en todo un símbolo de la Pureza.



Entonces, ¿cómo podemos seguir los pasos de la santa? ¿comprendemos la íntima relación de la virtud de la Pureza con la Castidad, con el Pudor, con la Humildad? ¿Somos conscientes de los enemigos que nos acechan constantemente para dañar nuestra pureza, y de cómo combatirlos?



Tenemos en Santa María Magdalena un maravilloso modelo de conversión. Ella, que habiendo sido una gran pecadora, ya no se apartó del Señor una vez que estuvo a Sus Pies, se convirtió en todo un símbolo de la Pureza.Tenemos en Santa María Magdalena un maravilloso modelo de conversión. Ella, que habiendo sido una gran pecadora, ya no se apartó del Señor una vez que estuvo a Sus Pies, se convirtió en todo un símbolo de la Pureza.



Aprovechemos en toda su dimensión la enseñanza que al respecto nos brinda Monseñor Fernando Altamira en la siguiente prédica:






Para tu referencia y como complemento, a continuación presentamos el escrito de la anterior prédica de Monseñor Altamira:



Santa María Magdalena, la virtud de la Pureza, la virtud de la Castidad, el Pudor

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.


Todo en María y por María y por las benditas Almas del Purgatorio.


Una muy breve consideración en honor de Santa María Magdalena, esa mujer que fue tan pecadora y después se hizo tan grande santa: al revés de lo que fue primeramente, se convierte en un símbolo de la virtud de la Pureza.


La virtud de la Pureza que abarca el no manchar nuestras almas ni nuestros cuerpos con ninguno de los pecados contrarios a la virtud de la Castidad.


En cuanto a la Pureza, el pudor, también tiene que ver por supuesto. El pudor se relaciona con los movimientos de las personas (hay que tener movimientos pudorosos), a la ropa (por supuesto, hay que tener ropa pudorosa) y abarca todo ese ámbito de ser almas delicadas que no quieren volcarse bajo ningún aspecto detrás de los tantos impulsos malos que cargamos los seres humanos por culpa del pecado original; impulsos que nos llevan a los pecados contra la virtud de la Pureza, contra la virtud de la Castidad.



¿Cuáles son los ámbitos en que debemos estar vigilantes para no caer en los pecados contra la Pureza?

Estos posibles pecados abarcan por lo menos los famosos tres ámbitos:


El primer ámbito son las acciones de la Lujuria, los pecados de la carne, los pecados tan feos y espantosos que se pueden cometer, solos o acompañados con otra persona y, hoy en día, ya sin límites en absoluto.


Y como siempre lo decimos, estamos peor que en la época más corrompida de los romanos (de la época de Nuestro Señor), fomentando al máximo la homosexualidad de los hombres y el lesbianismo de las mujeres. Ya no hay límite en cuanto a las acciones.


Entonces, que ninguna de nuestras acciones sea para dañar, ni la Pureza de nuestras almas, ni la Pureza de nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos tienen que ser limpios; tienen que ser usados para Dios y por Dios, porque para eso fueron creados.


El segundo ámbito de estos posibles pecados son nuestros pensamientos y deseos, los movimientos interiores (de nuestra mente). Se nos pueden venir pensamientos impuros, pensamientos contra la Pureza. ¡Debemos rechazarlos en el mismo momento en que tenemos conciencia de ellos! Y si no se borran de la mente, debemos ignorarlos. Nunca debemos querer aceptar esas cosas que se pueden proponer en nuestro interior a través de nuestra imaginación o de nuestros pensamientos. Inclusive pueden ser fuertes; bueno, con mayor razón uno toma una actitud de rechazo.


Pero como decía el Padre Pío, no puede tampoco ser algo que produzca una especie de ansiedad interior. No. El católico sabe ser fuerte en la lucha y suave en los modos. Tampoco puede quedar todo alterado. Hay personas que se afligen mucho internamente por causa de tales pensamientos. Es todo como un juego exquisito entre los equilibrios: entre ser firme para rechazar lo que se nos puede llegar a la mente, pero sin quedar todo alterado, todo conmovido.


Y el tercer ámbito son los ojos.


Los ojos son las ventanas de nuestra alma. Todo lo que uno ve impacta por dentro. El mundo de hoy, desvergonzado y además lujurioso a más no poder, en la calle, en la vestimenta de las damas, en los comportamientos de las damas, en los carteles de publicidad y ni hablemos en ese mundo inabarcable del internet.


Como decíamos: si uno resucitase a alguien del antiguo imperio romano, de la época más corrompida de todas cuando había mucha lujuria, mucha homosexualidad, y le cuenta que cualquier niño de hoy, en cualquier día del año, las 24 horas del día, los 365 días del año, en cualquier rincón del planeta puede ver con su celular las peores perversiones y los peores pecados contra la virtud de la Pureza no lo creería. La facilidad que ha creado el mundo moderno para pecar nunca se había dado en ninguna época de la humanidad; todos los días del año, 24 horas al día, en cualquier rincón del planeta… ¡es impresionante la verdad! A eso hemos llegado. El Internet se puede usar bien, pero son miles de miles de personas en el mundo entero que lo usan mal.


Y dicho sea de paso, como un paréntesis, aun cuando uno dejase de lado estas cosas impuras en el Internet, queda por otra parte la pérdida de tiempo. La pérdida de tiempo también es muy grande porque, aún viendo cosas interesantes, yo no puedo estar todo el día pegado al Internet.



La Fe y la Pureza van de la mano de la Humildad

Volviendo a lo que queremos destacar, San Gregorio Magno, al respecto de guardar las dos virtudes, no sé si llamarlas las más importantes, la Fe y la Castidad, dice: “para guardar la Fe y para guardar la Castidad (para guardar la Pureza), hay que tener Humildad”. El que es humilde guarda la Fe, no apostata de su catolicismo y no cae en desviaciones; y el que es humilde, dice el santo, guarda la Castidad.


De hecho, en la experiencia sacerdotal y lo que enseñan todos los libros o manuales espirituales, o los santos, es muy común que las personas que caen en soberbia muy muy rápidamente también caigan en la Lujuria. Es como un castigo: Dios los deja solos por su soberbia y terminan en cualquier aberración. ¡Y siguen siendo soberbios! Así de absurdos somos los seres humanos. En vez de aprender de las caídas seguimos siendo soberbios.


Entonces, con humildad se guarda la Fe. Voy a poder ser católico en el apocalipsis que nos toca vivir. Y con humildad voy a poder guardar la virtud de la Pureza, la virtud de la Castidad. De lo contrario, más temprano que tarde se cae en los peores pecados; porque los soberbios se humillan al creerse capaces por sí mismos; quedan muy humillados al ver las barbaridades que son capaces de cometer.



Los gobiernos del mundo y sus instituciones no favorecen la virtud de la Pureza

Y por último, en este mundo moderno que lleva al infinito la perversión de todas almas con tantísima lujuria, si los estados, los países estuviesen alineados con los planes de Dios, serían un instrumento, una maquinaria enorme para llevar almas al Cielo. Sin embargo, hoy los estados modernos son una maquinaria enorme para llevar, por miles, almas al infierno. Son unos grandes colaboradores de la obra de destrucción y de condenación de las almas.


Los gobiernos de todos nuestros países están totalmente entregados al Nuevo orden mundial; buscan perversión, y perversión de la peor, para todas las etapas del pobre ser humano: para los niños, tienen su perversión; para los adolescentes, tienen su perversión; para los jóvenes, tienen su perversión; y para los adultos, tienen su perversión; incluso ¡hasta para los ancianos!


Por supuesto que no tiene límite pervertir a los niños en los colegios con la degeneración sexual, porque no es educación sexual. Pervertir a los jóvenes y adolescentes fomentando al máximo los pecados de la Lujuria… porque los médicos dicen que “eso hace bien”, ¡los médicos!


… Porque los psicólogos (muy pocos psicólogos se salvan hoy en día) dicen que “eso hace bien”… ¡los pecados de impureza! ¡los psicólogos!


… Los profesores enseñan esa, perdónenme la palabra, “basura”, para pervertir las almitas de los niños y adolescentes. Los profesores dicen que “eso es bueno”.


Pero, ¡pequeño detalle!: Dios dice que “eso es malo”.


¿Quién tendrá razón? ¿el psicólogo con sus perversiones? ¿el médico con sus perversiones? ¿el profesor con sus perversiones? Prepárense esos responsables de pervertir almas: ¡el castigo que van a tener! yo no quisiera estar en su propio pellejo cuando les toque morir y ser juzgados.


A los adolescentes se les dice que unión libre, que homosexualidad, que no casarse, que concubinato, que anticoncepción al máximo, que no hay ningún problema con todo ese mundo moderno. ¡Todo al revés!


Y como no se tiene límite, ¡hasta a los ancianos los pervierten! En los barrios, las autoridades municipales les dan charlas para fomentar la homosexualidad entre ellos. Y ¡qué castigo van a tener aquellos que entregan niños a homosexuales!


Yo no sé cuánto más va a soportar Dios esto que está sucediendo.



Ni mis acciones, ni mis pensamientos, ni las cosas que yo veo tienen que dañar la Pureza; y para lograrlo, la Humildad es clave

La vida hermosa católica, a la cual estamos invitados, es todo lo contrario. Ni mis acciones, ni mis pensamientos, ni las cosas que yo veo tienen que dañar la Pureza; y para lograrlo, ¡la Humildad! La Humildad es clave. Así le pedimos a Santa María Magdalena para que ella, que habiendo sido una gran pecadora se convirtió en todo un símbolo de la Pureza, interceda por nosotros.


Como lo explicaba el Padre Pío, al rechazar las intenciones de pecar, yo me vuelvo un poco más puro cada vez. Entonces, le pedimos a la santa que nos ayude a lograr la máxima Pureza, una virtud tan hermosa a los ojos de Dios.


Pero vuelvo a insistir que no se puede tener Pureza sin Humildad.


Ave María Purísima




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