Francisco preside hoy en día la iglesia del ambientalismo. Es más importante para Francisco salvar la “madre tierra” que salvar las almas de los seres humanos, en particular las de los católicos, para lo cual se supone que tomó posesión del Trono de San Pedro.
En el siguiente video, Monseñor Viganò nos alerta sobre el grave peligro para las almas el hecho de que la jerarquía eclesiástica haya abandonado su misión, su razón de ser: ahora está preocupada por “el cambio climático” y ha descuidado por completo el que las almas alcancen el objetivo para el cual Dios las creó: la Vida Eterna en el Cielo.
En efecto, la llamada Agenda verde (la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo sostenible, etc.) han reemplazado la predicación del Catecismo. La Moral ya no es la moral católica sino la moral ambientalista: desacelerar las economías, acabar con las economías que derivan algo de su sustento en las fuentes de petróleo y carbón, promover el uso de carros eléctricos (cuando a duras y apenas los países tienen cómo abastecer sus necesidades de energía eléctrica), empobrecer la agricultura porque “utiliza fertilizantes que contaminan”, acabar con la ganadería porque “el excremento de las vacas está dañando el planeta”, comer insectos en su reemplazo…
Mientras tanto, la doble moral se impone. Por ejemplo, la élite mundial sigue desplazándose en flotas de jets privados, los cuales no son ni muchos menos propulsados por el viento o por la energía solar.
Anteriormente la alharaca de estas élites era por cuenta de lo que ellos llamaban “peligro de calentamiento global”. Pero como les fue imposible sostener tal falacia, porque las cifras meteorológicas y ambientales no les cuadraban, entonces cambiaron el discurso por el de “peligro de cambio climático” (lo cual es otra falacia, porque científicamente está demostrado que la temperatura de la Tierra es cíclica, tiene períodos de enfriamiento, seguidos por períodos de calentamiento, los cuales dependen esencialmente de la influencia del sol).
Pero, ¿qué es lo que verdaderamente está detrás de todo este engaño? El empeño en reducir la población mundial. Para lograrlo, llevan décadas impulsando políticas que promueven el aborto, la esterilización, los métodos anticonceptivos, la ideología de género, la corrupción de los niños, la eutanasia, la manipulación genética de plantas, animales y seres humanos, el transhumanismo, la destrucción de la familia y, en últimas, la destrucción del cuerpo de doctrina de la Iglesia Católica, de los dogmas de fe y de la moral católica.
Estas élites ya no disfrazan sus planes. Lo dicen abiertamente, en sus foros, en las presentaciones que hacen, en sus convenciones, en las entrevistas que conceden, en los libros que escriben.
En cuanto a la jerarquía de la Iglesia, con Francisco a la cabeza, están siguiendo este discurso al pie de la letra y, en muchos sentidos, pareciera como si lo estuviera liderando.
Francisco no insta a la conversión de las almas sino a la “conversión ecológica”.
Para esta Cuaresma, el periódico oficial del Vaticano le pide a los católicos que hagan “ayuno de combustibles fósiles”, para contribuir a “salvar el planeta”.
Francisco preside la iglesia predicada en su encíclica Laudato Si, la “encíclica” ambientalista que publicó en 2015, la cual es una continuación de libros como Carta a la Tierra (de Mikhail Gorbachev, 1992), con sus “nuevos diez mandamientos ambientalistas”.
Esta iglesia del ambientalismo tiene sus “misioneros”, a todo nivel, los cuales imparten su “adoctrinamiento”, sus “dogmas”, en tono humanista, filantrópico, de “búsqueda de la paz”. Y, ¿cuál es el precio? El precio es la apostasía de la Verdad. Mientras tanto, retumban las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: Yo soy EL Camino, LA Verdad y LA Vida.
Y ante tal apostasía, ¿qué se nos pide a los católicos que hagamos? Que aceptemos ciegamente el “nuevo catecismo”, los “nuevos dogmas”.
Tal adoctrinamiento comienza en los colegios, pasa por las universidades y se cuela en todos los estamentos de la sociedad, pasa por los políticos, los presidentes de los países, los tribunales de justicia, los medios de comunicación y llega hasta los púlpitos.
¿Cómo explicar, por ejemplo, el culto a la Pachamama (que significa, madre tierra) en el propio Vaticano (en octubre de 2019), por parte de Francisco y la jerarquía eclesiástica anclada en Roma?
El católico dice: “En Dios vivimos, nos movemos y existimos”. En cambio, los “misioneros” del “cambio climático” dicen: “vivimos en el vientre de la madre tierra”. En la iglesia del ambientalismo, se deifica al planeta Tierra y se destrona a Dios.
De paso, no importa que en la empresa de “salvar el planeta”, se destruyan las economías de los países, se genere hambre y miseria.
Ahora, estas mismas élites andan amenazando de nuevo, propagando el miedo de que “si no se protege el planeta con respecto al cambio climático, vendrán nuevos virus”.
Defendamos pues nuestra Fe en Dios Nuestro Señor, Uno y Trino. Cerremos filas en torno a la oración, a la práctica de los Sacramentos, a buscar llevar una vida de virtud. No permitamos que nuestra fe sea deformada, que la Misa tradicional sea suprimida (como lo ansía Francisco). Resistamos el totalitarismo que nos quiere imponer esta religión ambientalista, tanto en el ámbito civil como en el espiritual. Y ayudemos a que, los que aún no lo han hecho, abran los ojos.
(se recomienda descargarlo, antes de que lo supriman)
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