En Defensa de la Fe


La Persecución de Roma a la Misa Tradicional en latín es la Señal Más Importante en el Mundo de Hoy

Hoy, aquellos que pretenden ser la jerarquía católica en Roma nos han dado una señal inequívoca de los tiempos de desorientación diabólica que estamos viviendo: están intentando hacer mucho más para proscribir la Misa Tradicional en latín que lo que los gobiernos tiránicos han sido capaces de hacer jamás.


Como Michael Matt destacó en su reciente “Remnant Underground”, los gobiernos tiránicos han logrado prohibir, en ciertos momentos de la historia, la Misa Tradicional en latín por el odio que profesaban a la inmutable Fe Católica que la Misa Tradicional encarna.


La Iglesia siempre ha presentado para nuestra imitación los santos ejemplos de aquellos católicos que han arriesgado su libertad, e incluso sus vidas, para preservar la Misa frente a tal persecución.


La Misa fue codificada de una vez y para siempre por San Pío V en 1570

Como lo pueden constatar los católicos que conocen la historia de la Iglesia, la prohibición de la Misa Tradicional no sería un signo de desorden profundamente maligno si no fuese por la Constitución Apostólica “Quo Primum”, que San Pío V promulgó en 1570.


Dicha Constitución dejó inequívocamente claro que, «en adelante, ahora y para siempre, en todas las provincias del mundo cristiano», la Misa Tradicional en latín debía ser la única forma aprobada (para rezar la Misa) aparte de los ritos que ya habían estado en uso durante mucho tiempo:


«Este nuevo rito es el único que debe usarse, a no ser que la aprobación de la práctica de rezar la Misa de otra manera hubiese sido dada en el mismo momento de la institución y confirmación de la Iglesia por la Sede Apostólica hace al menos 200 años, o a no ser que haya prevalecido una costumbre de tipo similar la cual hubiese continuado durante un periodo no inferior a 200 años, en los que en la mayoría de los casos, Nosotros, de ninguna manera rescindimos su prerrogativa o costumbre antes mencionada».


San Pío V no había ideado un "nuevo rito" (una “nueva misa”), sino que se había embarcado en un laborioso proceso de estudio y codificación de lo que había estado vigente durante siglos:


«Decidimos confiar este trabajo a hombres doctos que elegimos para tal efecto. Ellos cotejaron muy cuidadosamente todo su trabajo con los códices antiguos de Nuestra Biblioteca Vaticana y con códices fiables, conservados o enmendados de otros lugares. Además de esto, estos hombres consultaron las obras de autores antiguos y aprobados, concernientes a los mismos ritos sagrados; y así han restaurado el Misal mismo a la forma y rito originales de los santos Padres».


Entonces, cuando los católicos se viesen obligados a elegir, por un lado, entre esta santa y antigua Misa Tradicional en latín, la cual ha nutrido a los santos, y, por el otro, la siempre cambiante y perpetuamente irreverente misa modernista (puesta en marcha a partir de 1969), con su “Novus Ordo Missae” (“el misal de Pablo VI" o "el misal de la misa modernista”), que es génesis de apostasía, ¿qué elección harían los católicos cuerdos? ¿Qué elección harían todos y cada uno de los santos de la historia?


La Misa Tradicional es el estorbo hacia la “religión única mundial” que promueve Francisco

La Casa de la Familia Abrahamica, construida en Abu Dhabi e inaugurada en febrero de 2023. Incluye la Mezquita Imam AlTayeb, la iglesia de San Francisco y la Sinagoga Moses Ben Maimon. Tiene su origen en el Documento de Fraternidad Humana, suscrito por Francisco y el Gran Imam Ahmed el-Tayeb de al-Azhar en 2019.La Casa de la Familia Abrahamica, construida en Abu Dhabi e inaugurada en febrero de 2023. Incluye la Mezquita Imam AlTayeb, la iglesia de San Francisco y la Sinagoga Moses Ben Maimon. Tiene su origen en el Documento de Fraternidad Humana, suscrito por Francisco y el Gran Imam Ahmed el-Tayeb de al-Azhar en 2019.



Entendemos, por supuesto, que las autoridades de Roma han intentado prohibir la Misa Tradicional en latín porque saben que esta se interpone en el camino de las "reformas" promulgadas por el Concilio Vaticano II.


Sin embargo, irónicamente, las iniciativas más destacadas del Concilio deberían hacer que sus defensores animaran con entusiasmo a los fieles católicos a adherirse a la Misa tradicional en latín.


¿Por qué? La pregunta es obvia porque, después de todo, es el Concilio el que pone todo el énfasis en “la libertad religiosa y en la necesidad de que los individuos sigan su conciencia”. Además, el tema dominante del falso ecumenismo en el Concilio, “exige el respeto de todas las creencias y prácticas religiosas, en particular las cristianas”.


¿Por qué, entonces, estos "innovadores" se oponen a que los católicos ejerzan la libertad religiosa para seguir sus conciencias, de un modo “concordante con la categoría de creencias cristianas aceptables”?


La respuesta está clara desde hace más de cincuenta años: los “innovadores” saben que la Fe Católica integral, encarnada por la Misa Tradicional en latín, supone un obstáculo en su camino "irreversible" de falso ecumenismo.


El “cerebro” de la misa modernista, puesta en marcha en 1969, así lo reconoció

En su libro, “Ecumenismo en la reforma litúrgica”, el Padre Grégoire Celier cita las palabras de Annibale Bugnini (el “cerebro” de la misa modernista) sobre la necesidad de eliminar estos “obstáculos” de la liturgia de la Iglesia:


«Siempre es difícil tener que alterar textos venerables que han alimentado tan eficazmente la piedad cristiana durante siglos, y que aún hoy llevan el olor espiritual de los tiempos heroicos de la Iglesia primitiva. . . Sin embargo, hemos considerado necesario afrontar esta tarea para que la oración de la Iglesia no sea fuente de angustia espiritual para nadie. . . Al hacer estos difíciles sacrificios, la Iglesia se ha guiado por el amor a las almas y el deseo de hacer todo lo posible para allanar el camino hacia la unión de nuestros hermanos separados, quitando cualquier piedra que pudiera constituir siquiera la sombra de un riesgo de tropiezo o disgusto». (pág. 25)


Esta confesión del principal arquitecto del “Novus Ordo Missae” (el misal de la misa modernista) no hace más que confirmar lo que está meridianamente claro para quienes han comparado la Misa de Pablo VI (la misa modernista) con la que San Pío V (la Misa Tradicional en latín) canonizó, asegurando así que nunca pudiese ser abrogada. Los modernistas, tenían que buscar deshacerse de la Misa tradicional en latín porque disgustaba a los no católicos.


El Papa Pío XI también había condenado, en 1928, el “falso ecumenismo”

Como Michael Matt mencionó en su "Remnant Underground", el falso espíritu ecuménico que animó gran parte de la “innovación” promovida por el Concilio Vaticano II (1962-1965), había sido claramente condenado de antemano por Pío XI en su Encíclica “Mortalium Animos” (1928):


«Ciertamente, tales tentativas no pueden ser aprobadas por los católicos, ya que están fundadas en ese falso concepto que considera que “todas las religiones son más o menos buenas y dignas de alabanza, puesto que todas manifiestan de diferentes maneras ese sentido que es innato en los seres humanos, por el cual somos conducidos a Dios y al obediente reconocimiento de Su gobierno”.


No sólo están equivocados y engañados los que sostienen tal concepto, sino que, deformando la idea de la Verdadera Religión, la rechazan, y poco a poco se desvían hacia el naturalismo y el ateísmo; de ello se sigue claramente que quienes apoyan a los que sostienen tales teorías e intentan llevarlas a la práctica, abandonan por completo la Religión revelada por Dios».


De buena fe, algunos creyeron que el “falso ecumenismo” del Concilio Vaticano II, atraería los no católicos a la Iglesia

No obstante, muchos Padres conciliares sinceros y católicos laicos, siguieron adelante con estas “novedades”. Seguramente lo hicieron con la creencia de que tales “esfuerzos” atraerían a los no católicos a la Iglesia.


Sin embargo, sucedió exactamente lo contrario en la mayoría de las naciones que tenían una sólida población católica antes del Concilio: el decirles a los católicos que “todas las religiones cristianas son agradables a Dios y caminos al Cielo”, llevó a muchas almas a creer que, en realidad, no necesitaban seguir las enseñanzas de la Iglesia.


Como consecuencia, abandonaron la Iglesia. Peor aún, cuando los católicos abandonaron la fe, los defensores del falso ecumenismo redoblaron sus esfuerzos impíos, acelerando el éxodo masivo de católicos.


Los enemigos de la Iglesia “coronaron” sus esfuerzos con el Concilio Vaticano II y nos llevan ahora hacia un Nuevo Orden Mundial

¿Es todo esto completamente desconcertante o, por el contrario, podemos encontrar una explicación sencilla?


Si partimos de la base que los Papas anteriores al Concilio Vaticano II estaban en lo cierto al defender la Fe de los ataques del “falso ecumenismo”, el panorama es tan claro como trágico:


Lo que había sucedido era que los enemigos de la Iglesia (especialmente los francmasones) habían emprendido, hacía muchas décadas, la tarea de introducir los errores liberales y modernistas en la enseñanza católica, con el fin de subvertir la Religión.


Al llevarse a cabo el Concilio Vaticano II, tales enemigos lograron finalmente introducir dichos errores, los cuales han estado aprovechando desde entonces, en su empeño de destruir la Iglesia.


Con el falso ecumenismo, ellos no trataban de “llenar las bancas de las iglesias”; por el contrario, su objetivo era y es apartar a los católicos del camino, para conducirlos hacia un nuevo orden mundial.


Francisco actúa como el líder “espiritual” hacia el Gran Reinicio

Así es como vemos hoy en día a Francisco y sus colaboradores atacando con tanta ferocidad la Misa Tradicional en latín, al mismo tiempo que apoyando las diferentes iniciativas del Gran Reinicio (promovidas por el Foro Económico Mundial).


Francisco no está confundido; por el contrario, está ejecutando implacablemente una agenda anticatólica con el fin de aplastar la oposición más acérrima de fieles católicos en contra del Gran Reinicio.


Al hacerlo, podría decirse que está cometiendo el crimen de odio más grande en la historia de la humanidad, a través de la persecución de millones de católicos que tan solo quieren creer lo que la Iglesia siempre ha enseñado. ¿Y con qué propósito? Servir a la agenda globalista demoníaca.


La persecución a la Misa Tradicional es el mayor signo de hoy en día

Esta es la señal más importante en el mundo de hoy.


¿Cómo debemos interpretar y actuar ante esta señal?


¿Por qué el grupo de personas más malvado jamás reunido, tiene un miedo y una aversión tan desproporcionados hacia aquellos que simplemente creen lo que la Iglesia siempre ha enseñado?


La respuesta es tal y como nos la darían todos los santos: los enemigos de la Iglesia tienen semejante miedo y aversión porque seguimos a Cristo, mientras que ellos siguen al príncipe de este mundo, así no estén conscientes de ello.


Como tal, los católicos fieles debemos seguir el ejemplo de fe de los católicos irlandeses, de los mártires ingleses, de los vendeanos franceses, de los cristeros mexicanos y de los carlistas españoles, manteniendo la Misa y la Fe católicas no adulteradas, las cuales nuestros enemigos heréticos desprecian.


Nos acercamos rápidamente al momento culminante de esta batalla espiritual, que involucra al mundo entero como nunca antes en la historia. Por mucho que detestemos la forma en que Francisco persigue a aquellos a quienes pretende representar (a los que luchamos por mantener la Misa y la Fe católicas no adulteradas), deberíamos ver tal persecución como una señal de que estamos haciendo la voluntad de Dios y de que no podemos abandonar nuestro camino.


Nos interponemos en el camino de los globalistas demoníacos y no tenemos intención de ceder.


Sabemos que Dios los aplastará y que, mientras tanto, Él nos dará toda la gracia que necesitamos para resistir.


Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.



Escrito por Robert Morrison | Columnista de Remnant

(traducción libre y adaptación del editor)




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