¿Puede considerarse a Benedicto XVI un verdadero
Papa cuando su objetivo fue implementar el falso ecumenismo y el apóstata y herético
“diálogo interreligioso” promovido por el Concilio Vaticano II, sobre los que
se basa la herejía del Modernismo de constituir una religión global, integrada
por todos los “cultos”, unificados bajo la bandera del “humanismo”, la
“fraternidad”, el cuidado de la “casa común” (léase falso ecologismo) y la
obtención de una falsa paz mundial, al margen de Dios Nuestro Señor Jesucristo?
Hablamos objetivamente; no juzgamos conciencias. Benedicto XVI incurrió en una serie de herejías, antes y durante el tiempo que fungió como “Papa” (2005-2013).
Francisco ha sido por supuesto un hereje consumado. Citemos tan solo la herética y apostática promoción del culto de la “Pachamama” en la misma Basílica de San Pedro en Octubre de 2019. Sin embargo, ¿es acaso esto más grave que las múltiples reuniones “ecuménicas” efectuadas por Juan Pablo II y Benedicto XVI en Asís para “rezar” por la paz?
Estos supuestos “representantes” (vicarios) de Dios Nuestro Señor Jesucristo en la Tierra, se atrevieron a ceder los templos católicos en Asís a los falsos cultos, mientras la supuesta “jerarquía eclesiástica” incitaba a los participantes a que invocasen a sus ídolos y a que esperasen de ellos la obtención de la paz para la humanidad, alejándolos del único y verdadero “Príncipe de la Paz”, Dios Nuestro Señor Jesucristo.
¡Y como si fuera poco, permitieron que la imagen de Buda fuese colocada sobre el tabernáculo y que los chamanes invocaran a sus “espíritus”! ¡Esto es abominable, es blasfemia, es apostasía, amén de constituirse en un pecado formal contra el Primer Mandamiento!
Lo único que distinguió a Francisco de Benedicto XVI fueron las formas, los estilos. Esto fue la apariencia. Pero en el fondo ambos han sido continuadores de los planes delineados en el Concilio Vaticano II, para rebajar a la Iglesia Católica, fundada por Dios Nuestro Señor Jesucristo, al nivel de las demás “religiones”. Es pretender quitarle a Nuestro Señor la primacía como Rey del Universo.
Mencionemos tan solo los documentos del Concilio Vaticano II, Nostra Aetate, Unitatis Redintegratio y Dignitatis humanae, los cuales rompen con casi 2000 años de Magisterio de la Iglesia.
Benedicto XVI, cuando en ese momento era el Padre Joseph Ratzinger, como “periti” del Concilio, ayudó a promover la “innovadora eclesiología ecuménica e interreligiosa” (que luego él mismo llamó “Nueva Eclesiología”), de sustrato gnóstico-panteísta, la cual no es otra cosa que la herejía del “Modernismo” (condenada por San Pío X como “la síntesis de todas las herejías”).
Es simple y llanamente la doctrina evolucionista de la “inmanencia vital”. Sostiene que la divinidad se aloja en las profundidades del psiquismo humano, del cual surgen todas las manifestaciones religiosas, por lo cual todas ellas se convierten en instrumentos válidos para “conectarse” con la “divinidad”. Así sustentan el que “todas las religiones sean caminos válidos para llegar a Dios”.
(A propósito, ¿puede un hereje público considerarse miembro de la Iglesia Católica?)
¡Es imposible! Sin embargo, Joseph Ratzinger, fungiendo ya como Benedicto
XVI, escribe la encíclica, Caritas in Veritate. En el párrafo número 67 de dicha encíclica, esboza
simple y llanamente un manifiesto ideológico del Nuevo Orden Mundial a
ser implantado por la ONU, proponiendo todo un plan de acción. Estos son los
apartes más aberrantes del párrafo en mención:
« …se siente mucho la urgencia de la reforma …de la Organización de las Naciones
Unidas… urge
la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi
Predecesor, Juan XXIII… Dicha Autoridad, además, deberá estar reconocida por todos, gozar de
poder efectivo… Obviamente,
debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes, así como
las medidas de coordinación adoptadas en los diferentes foros internacionales...la colaboración
internacional exige el establecimiento de un grado superior de ordenamiento
internacional… para el gobierno de la globalización…que se lleve a cabo
finalmente un orden social conforme al orden moral, así como esa relación entre
esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en
el Estatuto de las Naciones Unidas. »
Que sea Monseñor Fernando Altamira quien nos explique en forma clara y detallada si es posible considerar a Benedicto XVI como un verdadero Papa.
Escuchemos primero el resumen que Monseñor Altamira hace al respecto:
Y enseguida escuchemos la explicación detallada (distribuida en tres partes) que Monseñor Altamira nos brinda…
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