En Defensa de la Fe


Es imposible que un verdadero sacerdote niegue la Comunión de rodillas

¿Es posible que un verdadero sacerdote niegue la Sagrada Comunión a un fiel que la espera recibir de rodillas?



En otras palabras, ¿es posible que un sacerdote que verdaderamente crea que Dios Nuestro Señor Jesucristo se hace presente en el Santísimo Sacramento del Altar cada vez que él pronuncia las palabras de la Consagración, niegue después la Sagrada Comunión a un fiel que la espera recibir de rodillas y en la boca?



¿Estamos de acuerdo que tal sacrilegio es imposible que sea cometido por un verdadero sacerdote?



A la tibieza se suma el descuido con que nos preparamos para el banquete eucarístico. Si la Iglesia no cesa de llamar a sus hijos a la Santa Mesa, si desea que comulguen con frecuencia, siempre pretende que lo hagan con la piedad y el fervor que exige tan grande misterio. Cualquier descuido voluntario en una acción tan santa es una ofensa a la santidad de Jesucristo, ofensa que deberá ser reparada por una justa expiación. Dios Nuestro Señor Jesucristo se hace presente en el Santísimo Sacramento del Altar cada vez que el sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración



La pregunta que se deriva entonces es la siguiente: ¿son verdaderos sacerdotes aquellos que niegan la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca?


Veamos las siguientes imágenes (extractadas del video de Remnant-TV).





¡Esto es sencillamente doloroso!


La dolorosa realidad es que luego de que el Concilio Vaticano II introdujese la deformación de los Sacramentos y del Santo Sacrificio de la Misa, se abrieron las puertas para un sinnúmero de sacrilegios, de herejías y de comportamientos apóstatas de parte de falsos “sacerdotes” y “obispos” (los cuales nos atrevemos a llamar anticristos), el más terrible de todos siendo la desacralización de la Eucaristía.






Oremos a Dios Uno y Trino, por intercesión de la Santísima Virgen, por la conversión de los falsos sacerdotes y obispos para que encuentren el camino de vuelta hacia la Iglesia de siempre, con su Misa de siempre y con sus sacramentos de siempre. Gloria a ti Señor, por los siglos de los siglos. Amén.



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