Todos tenemos tentaciones hasta el día en que nos muramos. De nuestra actitud ante las mismas dependerá si salimos victoriosos y nos fortalecemos en las virtudes o si sucumbimos y caemos en pecado, y lo que puede ser peor, ¡en pecado mortal!
Las tentaciones no provienen de Dios; provienen de nuestros enemigos espirituales: el Mundo, el Demonio y la Carne. Sin embargo, Dios las permite, con miras a que saquemos un mayor bien de ellas.
¿Qué debemos hacer para evitar las tentaciones?
¿Qué hay que hacer cuando nos sobreviene una tentación?
¿Qué nos corresponde hacer cuando, por gracia de Dios, logramos resistir una tentación y salir victoriosos?
¿Qué debemos hacer si por desgracia sucumbimos a una tentación?
¿Cuál es el papel de la oración a Dios y a la Santísima Virgen en el combate espiritual contra las tentaciones?
Escuchemos atentamente la valiosa enseñanza que al respecto de estas y otras preguntas, acerca de cómo combatir eficazmente las tentaciones, nos brinda el Padre Pío Vázquez en la siguiente prédica:
Como complemento y para profundizar en lo que debemos hacer para librar el buen combate contra la lujuria en particular, te invitamos a leer y escuchar las enseñanzas que al respecto nos brinda Monseñor Fernando Altamira en este enlace.
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