Te comparto la
reflexión correspondiente al Domingo 20 del Tiempo Ordinario Ciclo B 2018,
sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este
día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2018, corresponde al Domingo 19 de Agosto.
Veamos las lecturas y
algunos puntos para nuestra reflexión:
Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado
La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas; ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: "Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia".
Algunas reflexiones:
1. Todas las culturas han valorado la sabiduría y han buscado superar las diversas formas de necedad, de insensatez. Existe una sabiduría espiritual que sólo podemos encontrar en Dios; que solo podemos alcanzar por nuestra unión existencial con Él.
2. Al hablarnos de la sabiduría, el autor del libro de los Proverbios usa un recurso muy interesante: personifica la sabiduría; nos la presenta como una ‘Señora’ que construye, da órdenes, convoca, hace de maestra.
3. Lo que el autor quiere subrayar es que la sabiduría es alcanzable; ella está ahí, a disposición, pero se requiere de la actitud adecuada, de la sana disciplina y de la voluntad de cada uno para dejarse instruir. ¿Cuál es nuestra actitud? ¿Qué tipo de sabiduría estamos buscando? ¿Nuestra experiencia espiritual nos ha permitido crecer en la sabiduría que Dios da?
Daos cuenta de lo que el Señor quiere
Hermanos: Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
1. Podemos acostumbrarnos a vivir, pero de manera inconsciente, sin fijarnos (sin darnos cuenta) por qué vivimos de tal o cual manera, qué buscamos, hacia dónde nos orientamos y cuáles son los criterios y valores que nos guían. San Pablo exhorta a los creyentes cristianos y les pide que examinen, que revisen, que ‘se fijen’, pues ser cristiano es abrazar un estilo de vida específico. No se es cristiano para vivir de cualquier manera.
2. Toda la Biblia está atravesada por la tensión entre la sensatez y la insensatez; entre la sabiduría y la necedad. Desde la perspectiva bíblica, la sabiduría consiste en aprender a vivir unido a Dios, en armonía con los demás mediante la práctica de la justicia y la misericordia, y, en la verdad (“la verdad los hará libres” enseñaba Jesús). Pero, para entrar en esta sabiduría, para alcanzarla, era importante entrar en comunión con Dios y dejarse guiar por su Espíritu (por eso san Pablo insiste en que hay que dejarse llenar del Espíritu Santo). La oración, la práctica de la caridad y el servicio son presentadas como formas concretas de alimentar esta unión y lograr la sabiduría.
3. En realidad, la sabiduría espiritual de que habla san Pablo,
consiste en aprender a discernir y conectar la propia existencia con la
voluntad de Dios, con lo que Dios quiere. Y eso que Él quiere lo ha manifestado
en la persona de Jesús. Hay que contemplarlo a Él, escucharlo, seguirlo,
imitarlo. Este es el proyecto cristiano.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre."
Algunas reflexiones:
1. El evangelio de Juan nos presenta – a través de un lenguaje sugestivo – el itinerario misional de Jesús: es enviado por el Padre Dios (bajar del cielo), para revelar a la humanidad el amor divino (misión), contagiar con este amor a muchos y volver al Padre (subir), abriendo, a todos, la posibilidad de ascender con Él.
2. El pan que Jesús ofrece es su propia existencia: la donación de la vida es el alimento que hace posible la revelación plena del amor de Dios y la transformación profunda de las personas que acogen este don. Desde esta perspectiva, las expresiones ‘carne y sangre’ hacen referencia a la totalidad de la persona de Jesús y ‘comer y beber’ hacen referencia a la comunión plena con Él, hacernos UNO con Él. La existencia de Jesús es verdadera comida y verdadera bebida, es decir, es capaz de nutrir la vida de la humanidad y de dar sentido a la vida de cada persona.
3. Hay muchos otros tipos de ‘alimento’ (de pan) que parecen buenos, que son atractivos, pero que no resuelven el problema fundamental: la entrada en la vida eterna. Por eso Jesús afirma: sus padres comieron de aquel pan y murieron, pero “el que come este pan (es decir, el que se alimenta de mi existencia) vivirá para siempre”.
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Todos sus santos, temed al Señor, / porque nada les falta a los que le temen; / los ricos empobrecen y pasan hambre, / los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Venid, hijos, escuchadme: / os instruiré en el temor del Señor; / ¿hay alguien que ame la vida / y desee días de prosperidad? R.
Guarda tu lengua del mal, / tus labios de la falsedad; / apártate del mal, obra el bien, / busca la paz y corre tras ella. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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