Te comparto la reflexión correspondiente al Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A 2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 29 de Enero.
El domingo anterior hablábamos sobre la importancia y la necesidad de los proyectos. Decíamos que Dios tiene un proyecto.
Con frecuencia Jesús de Nazaret habló del ‘Reino de Dios’. Ahora bien, todos los proyectos funcionan con una lógica interna: tienen unos valores, unos principios, unas opciones, unos criterios. Todo eso es su lógica interna.
En la vida cotidiana vemos cómo actúan las personas, pero hay que ser más agudos para tratar de percibir cual es la lógica en que se mueven los proyectos.
Desde el punto de vista espiritual, afirmamos que Dios está presente y que actúa, pero no siempre captamos su lógica, la lógica de su proyecto, la lógica del Reino.
¿Cuál es, pues, esa lógica del Reino de Dios? Es este el tema central de las lecturas de la liturgia de este domingo.
Al leer la Biblia con atención podemos identificar algunos aspectos claves de esta lógica del actuar de Dios (o lógica del Reino de Dios). Veámoslos:
Todos estos elementos y
otros más constituyen eso que llamamos ‘la lógica del Reino de Dios’. Como
vemos, se trata de principios, valores y actitudes que, en últimas, desembocan
en la práctica y que constituyen (o deben constituir) el modo de vida del
creyente. Es en este terreno en que se verifica la autenticidad de la fe de los
seguidores en Jesús. ¿Hemos comprendido así la fe cristiana? ¿Nos esforzamos
por vivir ‘en la lógica del Reino de Dios’?
Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde
Buscad al Señor los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor. "Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos."
Algunas reflexiones
En esta lectura, el profeta Sofonías denuncia el orgullo y la autosuficiencia de los poderosos de este mundo y los invita a un proceso de transformación (=conversión). Invita a una pobreza espiritual: es la actitud de abandono, necesaria para entregarse en las manos de Dios, para acoger sus dones con el deseo de servir, para cumplir su voluntad.
El profeta Sofonías predicó en Jerusalén en la época del rey Josías (hacia el siglo VII a.C.). Esta parece haber sido una época difícil para el pueblo de Israel. La región del Sur (el territorio de Judá) ya lleva – por lo menos – un siglo sometido al imperio Asirio y la influencia y dominación extranjera se siente en todos los ámbitos de la vida del pueblo. El pueblo experimenta la entrada de cultos religiosos diversos, que son interpretados como idolatría. Hay, según el profeta, un sensible descuido en la vivencia de la alianza que Dios había sellado con el pueblo. Además, la vida moral sufre gran detrimento. Hay injusticia social creciente y la masa pobre del pueblo sufre enormemente. Los líderes del pueblo abusan de su autoridad y cometen arbitrariedades. Los jueces se han corrompido.
Sofonías advierte al pueblo, diciéndoles que Dios no puede mantener su alianza con el pueblo en estas condiciones. Dios a través del profeta anuncia que se requiere un cambio, que hay que volver a ‘la lógica’ de la alianza. Por eso anuncia un ‘día del Señor’ en que la maldad será castigada y los humildes serán reconocidos. El objetivo de Sofonías es provocar la conversión y el reavivamiento de la fe en el pueblo, que ha dejado de lado la alianza con Dios.
¿Qué aspectos retener de esta lectura?
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."
Algunas reflexiones
El texto, llamado de las bienaventuranzas, es como la Carta de navegación del cristiano. Se nos advierte – a través de este texto – que seguir a Jesucristo no será fácil y que será necesario aceptar, acoger y asumir muchas pruebas y dificultades. Pero también se nos quiere decir que el creyente cristiano – cuando ha comprendido bien la fe- vive desde una perspectiva muy específica, desde unos valores y criterios. Por eso, para él, no todo vale, no todo es permitido.
Después de decirnos quién es Jesús (desde el punto de vista teológico) y de definir su misión, el evangelista Mateo nos presenta lo concreto de esta misión de Jesús y la lógica del Reino de Dios. Esta lógica es – en cierto modo – lo que pretenden expresar las diferentes bienaventuranzas. Tales bienaventuranzas hay que asumirlas en conjunto (no se trata de elegir una de ellas y de desechar el resto, sino de acogerlas como el programa de vida que Jesús nos propone).
En realidad, en el evangelio de Mateo encontramos 5 discursos de Jesús: todo ellos expresan la lógica del Reino y por eso hay que leerlos con atención. Esos 5 discursos desarrollan lo que sería la nueva LEY (=perspectiva) que quiere traer Jesús al mundo. Entendiendo por ley la nueva instrucción y la nueva lógica, en la que debe situarse el cristiano.
Ahora bien, el primer gran discurso que Jesús
pronuncia en el evangelio de Mateo es el gran Sermón de la montaña (los
capítulos 5-7 del evangelio), del cual hacen parte las bienaventuranzas. No
olvidemos que las bienaventuranzas son fórmulas relativamente frecuentes en la
tradición bíblica y judaica. Las encontramos en distintos textos de la Biblia,
tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.
Dios ha escogido lo débil del mundo
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por Él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- "el que se gloríe, que se gloríe en el Señor".
Algunas reflexiones
En esta lectura, san Pablo advierte el peligro de aquellos que – diciendo creer en Dios – ponen su confianza y su seguridad en sus propias capacidades. No es que haya que negar las capacidades de que se dispone, pero hay que reconocer que – en últimas – todo es don de Dios y que es Él quien salva. La advertencia de Pablo pretende sacar a los creyentes de una lógica de autosuficiencia y orgullo.
Recordemos que el domingo anterior también leímos un trozo de esta carta de san Pablo. El apóstol expresaba su preocupación por ciertas incoherencias al interior de la comunidad cristiana: el individualismo, la reducción del cristianismo a una simple sabiduría, las divisiones internas, la inmoralidad y el olvido del pobre. Pablo se esfuerza en la carta por recordar a los creyentes cristianos que el fundamento de la comunidad cristiana es Jesucristo; que debe haber unidad y solidaridad entre todos; que lo fundamental de la experiencia cristiana es el amor y que el signo claro de que se está en el buen camino es el cuidado de los pobres. ¿Qué podemos decir de estos aspectos en nuestra propia vida y en la manera en que funcionan nuestras comunidades?
Pablo insiste, de modo especial, en la humildad que debe acompañar a los creyentes, pues – en realidad – no hay mérito propio, pues todos hemos sido llamados por Dios, en Jesucristo, para su servicio. Entonces los criterios de clase, de raza, de títulos, de ‘nobleza’ no tienen mayor importancia si se ha comprendido adecuadamente el mensaje de Jesús.
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, / Él hace justicia a los oprimidos, / Él da pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos, / el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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