Te comparto la reflexión correspondiente al Cuarto Domingo de Cuaresma Ciclo B 2018, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2018, corresponde al Domingo 11 de Marzo.
“Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.” Si tomamos en serio lo que dice el salmo 137, muy seguramente, todos (o una inmensa mayoría) tendríamos la lengua pegada al paladar. Decimos que creemos en Dios, que nuestra vida viene de Él y a Él se dirige, que Él es el centro de nuestra existencia, pero – con frecuencia – Dios desaparece de nuestra vida, no lo tenemos en cuenta en nuestras grandes decisiones y proyectos.
La liturgia de hoy se mueve alrededor de varios conceptos claves: profetas; no-retorno; aprendizajes; conversión; no-repetición; coherencia; corrupción; misericordia divina; gracia (gratuidad); fe; lógica divina (no condenación, sino salvación), verdad.
Veamos las lecturas:
La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que Él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: "Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años." En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: "Así habla Ciro, rey de Persia: "El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con Él, y suba!""
Algunas reflexiones:
Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo
Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con Él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que Él nos asignó para que las practicásemos.
Algunas reflexiones:
San Pablo, en la argumentación de su carta, contrasta dos tiempos: el de la muerte y el de la resurrección. El tiempo de la muerte (Ef 2,1-3) corresponde a los extravíos humanos (es decir, los “pecados”) de la humanidad que vive sin Dios, que vive por fuera del horizonte del amor. Es lo que san Pablo llamará “el proceder de este mundo”. Es un tiempo de desorientación y de esclavitud, en el que el ser humano pierde su ‘esencia’, es decir, se deshumaniza. Pero Dios – en su infinita misericordia – busca rescatar de esta situación a todos (tanto a judíos como a gentiles) y lo hace en Cristo Jesús. Sólo la gracia entendida como don perfecto puede “explicar” esta sobreabundancia de amor divino. Frente a esta gracia lo que se espera es una respuesta libre, consciente y comprometida por parte del creyente. Es en este horizonte en el que debemos situarnos. Si entramos en esta lógica – dice Pablo – ya hemos entrado en la nueva creación.
Algunos puntos sugeridos para nuestra meditación:
Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por Él
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios."
Algunas reflexiones:
El texto del evangelio que se nos propone hace parte del episodio que nos refiere el encuentro de Jesús con Nicodemo. Jesús está respondiendo a la pregunta formulada por su interlocutor: «¿cómo puede ser eso?». Se refiere al problema de “nacer de nuevo”. Jesús está hablando, obvio, no de un nuevo nacimiento biológico, sino de un nuevo nacimiento en el Espíritu.
Recordemos que Nicodemo es un meticuloso observante de la Ley (de Moisés), considerada como la expresión suprema e indiscutible de la voluntad de Dios para el ser humano. Lo interesante es que no basta con ser ‘hombre de la Ley’, porque, si falta la misericordia, la ley puede transformarse en un instrumento peligroso con el que se pueden justificar barbaridades. Por tanto, aun siendo especialista en la Ley, Nicodemo está muy lejos de comprender el cambio radical que propone Jesús. Lo que Jesús le quiere decir es que la Ley por sí misma no elimina las raíces de la injusticia. Por eso, una sociedad basada sobre la Ley y no sobre el amor no puede garantizar la equidad, la solidaridad y la justicia.
Frente a la centralidad farisaica de la Ley, el evangelio de Juan propone la dinámica liberadora de la fe en Jesús crucificado (el Jesús que se entrega totalmente por amor). Frente a este Jesús crucificado, la fe (creer) es la respuesta al desbordante amor de Dios. Desde esta perspectiva, creer no es un concepto, sino un acto de amor que compromete la totalidad de la vida. Si no se da la fe (en el sentido aquí propuesto) no se da la reciprocidad en el amor, por tanto, el Dios amoroso queda sin respuesta humana. Esto es lo que está en juego.
Algunos puntos sugeridos para nuestra meditación:
Sí, es muy posible que después de meditar estas lecturas “se nos pegue la lengua al paladar” …
Terminemos nuestra reflexión orando con el…
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Junto a los canales de Babilonia / nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; / en los sauces de sus orillas / colgábamos nuestras cítaras. R.
Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; / nuestros opresores, a divertirlos: / "Cantadnos un cantar de Sión." R.
¡Cómo cantar un cántico del Señor / en tierra extranjera! / Si me olvido de ti, Jerusalén, / que se me paralice la mano derecha. R.
Que se me pegue la lengua al paladar / si no me acuerdo de ti, / si no pongo a Jerusalén / en la cumbre de mis alegrías. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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