Del legado de Benedicto XVI en defensa de la fe sobresale el reconocimiento hecho en 2007, de que la Misa Tradicional no había sido abrogada por Pablo VI, luego de que este último introdujese la misa modernista en 1969. Quedará sin embargo para el Juicio Divino, las razones por las cuales Benedicto XVI renunció en 2013 y mantuvo desde entonces un silencio sepulcral ante los abusos contra la fe cometidos por quien hoy ocupa el trono papal, hace ya casi 10 años.
Limitándonos a los hechos más destacados que marcaron su vida eclesial, presentamos a continuación la traducción libre de una reseña publicada el mismo día de su fallecimiento, diciembre 31 de 2022.
Por Michael Haynes
CIUDAD DEL VATICANO (LifeSiteNews) – A los 95 años, el Papa emérito Benedicto XVI acaba de fallecer.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció la noticia esta mañana. Su director, Matteo Bruni, escribió lo siguiente: «Con dolor les informo que el Papa Emérito, Benedicto XVI, falleció hoy a las 9:34 en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano». Bruni añadió que «se dará más información lo antes posible».
Los restos del fallecido Pontífice descansarán en el Monasterio Mater Ecclesiae hasta el 2 de enero, momento en el que el cuerpo de Benedicto será expuesto en la Basílica de San Pedro durante las jornadas del lunes al miércoles. Francisco celebrará el funeral a las 9:30 de la mañana del 5 de enero, en la misma basílica.
El Papa Benedicto vivía en el monasterio Mater Ecclesiae, en los Jardines Vaticanos, desde su renuncia, el 28 de febrero de 2013.
Era el último de tres hermanos que aún quedaba con vida; sus hermanos Georg y María habían fallecido en 2020 y 1991, respectivamente.
La carrera eclesiástica de Ratzinger fue larga y notable, incluso desde sus primeros días como sacerdote. Tras su ordenación en 1951, Ratzinger trabajó como asesor del cardenal Joseph Frings durante el Concilio Vaticano II, actuando como miembro del influyente y muy organizado grupo de presión liberal que buscaba que el Concilio produjese un cambio extenso (en el seno de la Iglesia).
Luego, ejerció cinco años como Arzobispo de Munich y Freising, de 1977 a 1982, antes de que Juan Pablo II lo designara Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) en 1982. Nombrado cardenal en 1978, Ratzinger fue Vicedecano y posteriormente Decano del Colegio Cardenalicio a partir de 1998.
Fue elegido Papa el 19 de abril de 2005, con el nombre de Benedicto XVI. Su nombre también quedará en la historia por haber sido el primer Papa, en casi 600 años, que renunció a su cargo.
Una de sus acciones más famosas fue la promulgación en 2007 de su carta apostólica “Summorum Pontificum”, en la que se autorizaba ampliamente a los sacerdotes a celebrar la antigua forma de la liturgia romana (es decir, la Misa Tradicional). Desde entonces, tal documento se ha convertido en el blanco de las maniobras de Francisco (para suprimir la Misa Tradicional), habiéndolo derogado en 2021 (a través de otro documento, “Traditionis Custodes”).
Tras la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril de 2005, Ratzinger ofició la Misa fúnebre por el difunto pontífice en su calidad de Decano del Colegio Cardenalicio.
Fue elegido Papa el segundo día del cónclave, el 19 de abril de 2005, a la edad de 78 años, y tomó el nombre de Benedicto XVI. En su primera Misa como Papa dijo durante la homilía: «Rezad por mí, para que no huya por miedo a los lobos».
Menos de un mes después, el 13 de mayo de 2005, haciendo caso omiso del habitual plazo de espera de cinco años previsto en el Derecho Canónico, anunció el inicio del proceso de beatificación de su predecesor Juan Pablo II. Durante su pontificado canonizó a más de 40 santos.
Durante sus casi 8 años como Papa, escribió tres encíclicas (Deus Caritas Est, Spe Salvi y Caritas in Veritate), 13 motu proprios, 68 cartas apostólicas y 4 exhortaciones apostólicas. Creó 90 cardenales en cinco consistorios y realizó 25 viajes oficiales fuera de Italia.
En dos documentos, publicados en 2007 y 2013, modificó las reglas que rigen el cónclave papal (las cuales habían sido suavizadas en algún grado por su predecesor), restableciendo la mayoría necesaria de dos tercios de los electores papales y declarando la excomunión como castigo automático por romper el juramento de secreto que rodea a un cónclave.
A lo largo de su pontificado, Benedicto hizo una serie de declaraciones contrarias al aborto, que se basaron en su legado como Prefecto de la CDF, para impedir que los políticos proabortistas recibieran la Sagrada Comunión.
Al principio de su pontificado, Benedicto afirmó, en referencia al aborto, que un Papa no puede «proclamar sus propias ideas, sino comprometerse constantemente, él mismo y la Iglesia, a obedecer la Palabra de Dios, frente a todo intento de adaptarla o diluirla, y frente a toda forma de oportunismo». Dijo además Benedicto: «Esta adhesión a la Ley Divina había sido demostrada por Juan Pablo II, como parte de su defensa de los no nacidos».
En su encíclica “Caritas in Veritate” de 2009, Benedicto escribió: «Si no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la gestación y el nacimiento humanos, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la conciencia de la sociedad acaba perdiendo el concepto de ecología humana y, junto con él, el de ecología ambiental».
Condenando la "mentalidad anti-vida" escribió que, «La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo».
Antes de ascender al trono papal, en 2004 Ratzinger intervino en un debate entre los obispos estadounidenses sobre la cuestión de la comunión de los políticos católicos proabortistas. En su carta titulada, "Ser digno de recibir la Sagrada Comunión", dijo que a un político católico que votase a favor de «leyes que permitiesen el aborto y la eutanasia», después de haber sido debidamente instruido y advertido, «debe» negársele la Comunión.
Mientras era prefecto, la CDF publicó su carta, "Sobre la atención pastoral a las personas homosexuales", donde señaló que una «inclinación homosexual en sí misma debe ser vista como un trastorno objetivo».
«Por lo tanto, una especial preocupación y atención pastoral debe dirigirse hacia aquellos que tienen esta condición, de tal forma que no se les haga creer que la vivencia de esta orientación en la actividad homosexual es una opción moralmente aceptable», añadió Ratzinger. «No lo es».
De esta postura se hizo eco en documentos posteriores, y más notablemente durante su discurso de Navidad de 2012 a la Curia Romana, cuando pareció denunciar el "matrimonio" entre personas del mismo sexo y criticó a quienes «discuten la idea de que tienen una naturaleza, dada por su identidad corporal, que sirve como elemento definitorio del ser humano».
Tras su dimisión, publicó un ensayo en el que hablaba explícitamente contra las "camarillas homosexuales" en los seminarios, «que actuaban más o menos abiertamente y cambiaban significativamente el clima en los seminarios».
Dos años más tarde, volvió a atacar el auge del "matrimonio" entre personas del mismo sexo diciendo que «la legalización en 16 estados europeos del "matrimonio homosexual" ha llevado a una "deformación de la conciencia"» que va más allá del ámbito secular, habiendo «penetrado profundamente en el mundo del matrimonio en sectores del pueblo católico».
(Nota del editor: es desconcertante observar cómo Benedicto XVI, durante estos últimos años, ya como Papa emérito, se pudo pronunciar sobre temas álgidos como este, más sin embargo guardó silencio sepulcral ante el sinnúmero de abusos contra la fe que Francisco ha venido cometiendo desde que tomó posesión del trono papal)
El 11 de febrero de 2013, Benedicto sorprendió al mundo cuando anunció su renuncia al "oficio petrino". En un breve discurso pronunciado en latín ante los cardenales reunidos, Benedicto citó el deterioro de su salud y su avanzada edad como motivo de su renuncia.
El anuncio sorprendió a la Iglesia y al mundo. Muchos expresaron dudas sobre los motivos de su dimisión. El texto de su discurso de dimisión suscitó un debate sobre su legitimidad, el cual se prolongó en muchos rincones de la Iglesia hasta el día de hoy, debate alimentado por el uso continuado de la sotana blanca y el título de Papa emérito Benedicto XVI.
Sin embargo, los cardenales Burke y Brandmuller, junto con el secretario de Benedicto, el Arzobispo Gänswein (al menos públicamente) restaron importancia a las insinuaciones de que Benedicto seguía siendo en alguna medida Papa. Burke, antiguo Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica de la Santa Sede, declaró: «creo que sería difícil afirmar que (su renuncia) no es válida».
Tras su anuncio, Benedicto dimitió el 28 de febrero, permaneciendo brevemente en Castel Gandolfo, antes de trasladarse a su residencia más permanente del Monasterio Mater Ecclesiae en los Jardines Vaticanos, el 2 de mayo de 2013.
A partir de entonces, sus apariciones públicas fueron limitadas. No obstante, Francisco llevó a los nuevos cardenales a reunirse con Benedicto en cada consistorio; allí estos recibían la bendición de Benedicto. Benedicto también se unió a Francisco en la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, el 25 de marzo de 2022.
Luego del lanzamiento de las vacunas desarrolladas mediante pruebas con células de bebés abortados, el Papa Benedicto se unió a Francisco para aplicarse la de Pfizer en enero de 2021 (en ese momento se dio inicio a la campaña de vacunación en el Vaticano). Gänswein reveló más tarde (en diciembre de 2021), que Benedicto había recibido tres dosis.
En los últimos años, habían aparecido ocasionalmente imágenes del Papa emérito que mostraban un deterioro constante de su salud y un aspecto cada vez más frágil.
Sin embargo, imágenes de principios de septiembre mostraban al difunto Papa paseando en silla de ruedas por los jardines del Vaticano, acompañado por Gänswein y otras personas.
Al principio de su pontificado, el nuevo Papa fue noticia internacional por su discurso del 12 de septiembre de 2006 en la Universidad de Ratisbona, un discurso que enfureció a los musulmanes y provocó amenazas de muerte contra el Papa.
Citó a un emperador bizantino que había descrito negativamente a Mahoma, diciendo: «Muéstrenme qué aportó Mahoma de nuevo y allí solo encontrarán cosas malvadas e inhumanas, como su orden de propagar mediante la espada, la fe que predicaba».
Tras una amplia polémica en los medios de comunicación y la indignación particular de los musulmanes, Benedicto dijo unos días después que las palabras citadas «no expresan en modo alguno mi pensamiento personal».
El 7 de julio de 2007 publicó su motu proprio, “Summorum Pontificum”, en el que esbozaba y restablecía el derecho legal de la Misa tradicional en latín. Escribió: «la Misa tradicional nunca fue jurídicamente abrogada y, en consecuencia, siempre estuvo permitida». Describió la misa del Novus Ordo como la forma "normal" u ordinaria del Rito Romano, y la Misa en latín (la Misa Tradicional) como la "forma extraordinaria", añadiendo que podían ser "mutuamente enriquecedoras".
Su carta de acompañamiento al motu proprio contenía la frase que desde entonces se ha hecho famosa entre los devotos de la Misa Tradicional: «Lo que las generaciones anteriores consideraban sagrado, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser de repente prohibido por completo o incluso considerado perjudicial». El documento fue muy bien acogido por los nuevos devotos de la Misa tradicional y dio lugar a un incremento significativo de las Misas en latín en todo el mundo.
Sin embargo, el motu proprio de Benedicto se convirtió en el blanco de Francisco, con su motu proprio "Traditionis Custodes" de 2021, con el cual contradijo y derogó a “Summorum Pontificum”.
Dos años más tarde, en 2009, Benedicto XVI anunció la revocación de las excomuniones de los obispos consagrados por el Arzobispo Marcel Lefebvre de la Sociedad de San Pío X (SSPX) en 1988, excomuniones que siempre fueron ardorosamente rebatidas por los obispos. Los superiores de la SSPX acogieron con satisfacción esta medida, la cual alteraba décadas de relaciones entre la SSPX y el Vaticano; además hicieron mención de la necesidad de "conversaciones" para abordar las "cuestiones doctrinales" entre Roma y la Sociedad.
Ese mismo año, Benedicto XVI publicó su constitución apostólica “Anglicanorum Coetibus”, que permitía a los anglicanos entrar en la Iglesia católica mediante ordinariatos personales. El documento establecía normas para que los laicos y el clero anglicanos se convirtieran y vivieran como católicos. El resultado fue una afluencia de conversos a la Iglesia católica, con el establecimiento de ordinariatos personales en Inglaterra, Estados Unidos y Australia.
En 2019, los miembros de los tres ordinariatos superaban los 9.000, con casi 200 sacerdotes y 94 parroquias.
Benedicto tomó medidas contra el fundador pederasta de los Legionarios de Cristo, el Padre Marcial Maciel, que culminaron con la condena póstuma a Maciel, impuesta por el Papa en 2010.
A pesar de ser el prefecto de la CDF, Ratzinger no pudo investigar a Maciel en 1999, debido a la presión del entonces Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Angelo Sodano. Cuando Maciel fue homenajeado por Juan Pablo II en 2004 (en momentos en que este parecía hacer oídos sordos a las acusaciones de abusos sexuales cometidos por Maciel) Ratzinger decidió por su cuenta «autorizar una investigación acerca de Maciel».
Luego de haber asumido como Papa, Ratzinger (a través de la CDF en 2006) ordenó a Maciel llevar «una vida reservada, de oración y penitencia, renunciando a todo ministerio público», pero no impuso penas más severas. Más tarde se reveló que Maciel había sido un abusador en serie y que había llevado una doble vida, "gravemente escandalosa", engendrando varios hijos de distintas mujeres y abusando de niños y seminaristas a lo largo de su dilatada carrera clerical.
Maciel murió en 2008 y dos años después el Vaticano publicó un informe sobre los Legionarios, en el que se afirmaba que Maciel había realizado «acciones gravísimas y objetivamente inmorales» que «en algunos casos constituyen verdaderos delitos y manifiestan una vida desprovista de escrúpulos y de auténtico sentido religioso». La organización, debido a la influencia de Maciel, requería «un proceso de profunda reevaluación», escribió el Vaticano.
Aunque Benedicto XVI recibió críticas de los principales medios de comunicación por lo que calificaron de inacción ante los sacerdotes acusados de abusos sexuales, los medios descubrieron posteriormente que un número significativo de clérigos habían sido laicizados durante su pontificado. Solo entre 2011 y 2012 fueron apartados del ministerio unos 384 sacerdotes, una cifra superior a la de años anteriores, debido a los cambios introducidos en el Derecho Canónico para facilitar la aplicación de este tipo de penas.
Benedicto XVI fue bautizado como Joseph Ratzinger el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, Alemania.
Joseph fue el menor de los tres hijos de Joseph Ratzinger padre y de María. Su predilección por el sacerdocio se empezó a notar desde los cinco años, según lo relató su hermano, recientemente fallecido (2020).
Aunque los medios de comunicación liberales intentaron presentar a Ratzinger como un simpatizante nazi, su padre era en realidad un «acérrimo enemigo del nazismo porque creía que estaba en conflicto con nuestra fe», recordó Georg, el hermano de Joseph.
Joseph Ratzinger ingresó en el seminario menor en 1939, pero fue reclutado a la fuerza por las Juventudes Hitlerianas y las fuerzas armadas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, antes de lograr desertar. Reanudó su formación en el seminario después de la guerra, en 1946, y fue ordenado sacerdote en junio de 1951, junto con su hermano Georg.
En 1953, el Padre Ratzinger se doctoró en Teología en la Universidad de Munich y cuatro años más tarde comenzó a enseñar teología en Freising, Bonn, Münster y Tubinga, antes de trasladarse a la Universidad de Ratisbona en 1969.
Ratzinger fue asesor teológico del cardenal Josef Frings, de Colonia, durante el transcurso del Concilio Vaticano II.
El historiador Roberto de Mattei, en su recuento histórico del Concilio, describió a Ratzinger como uno de los teólogos alemanes que «se distinguió» por hacer parte del «“frente de ataque” del progresismo». Durante el Concilio, el joven sacerdote alemán trabajó estrechamente con clérigos disidentes como los Padres Karl Rahner, Bernard Häring e Yves Congar.
(Nota del editor: El Padre Rahner es considerado por varios investigadores como el “cerebro” del Concilio Vaticano II. En el mismo nivel de “artífices” del Concilio están Edward Schillebeeckx, Hans Küng, Henri de Lubac, Yves Congar y el mismo Bernard Häring. Estos hombres habían sido vetados por el Papa Pío XII, como “sospechosos de promover las herejías del Modernismo”. Más aún, el Padre Rahner fue el líder visible del grupo progresista alemán al interior del Concilio y contaba con dos “manos derechas”, los Padres Hans Küng y Joseph Ratzinger).
De Mattei señaló sin embargo, que en años posteriores Ratzinger había redescubierto el «papel de la Tradición y de las instituciones romanas».
En 1977 Ratzinger fue consagrado Arzobispo de Munich y Freising, cargo que ocupó hasta 1981. Durante su mandato se le describió como una persona académica, teológicamente adepta y conservadora, mientras que sus críticos argumentaban que estaba más interesado en la teología que en los detalles administrativos.
En época reciente, su etapa al frente de la arquidiócesis ha sido sometida a un mayor escrutinio, debido a las acusaciones que surgieron, las cuales sugieren que no actuó en casos de abusos a menores.
Ratzinger fue acusado de encubrir los abusos cometidos por el padre Peter Hullermann, el cual fue acogido en la arquidiócesis en 1980, tras haber sido suspendido por la diócesis de Essen por cuenta de las acusaciones de abusos cometidos en 1979.
Con tan solo cuatro años en Munich, el cardenal Ratzinger fue llamado por el Papa Juan Pablo II para convertirse en Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) en noviembre de 1981; también fue nombrado Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional.
Durante varios años, Ratzinger llevó a cabo una revisión del destacado “teólogo de la liberación”, Leonardo Boff, cuyas opiniones disidentes (de corte marxista) le pusieron en el punto de mira de la CDF en varias ocasiones. Ratzinger, quien consideraba dicha ideología (la “Teología de la Liberación) como una «amenaza fundamental para la fe de la Iglesia», finalmente ordenó a Boff, en 1985, guardar un «silencio penitencial».
Durante su etapa como prefecto de la CDF, Ratzinger ascendió en la Curia Romana, siendo nombrado Vicedecano del Colegio Cardenalicio en 1998 y Decano en 2002. También fue miembro del Consejo de la Segunda Sección de la Secretaría de Estado, al igual que de varias Congregaciones: para las Iglesias Orientales, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para los Obispos, para la Evangelización de los Pueblos, para la Educación Católica, así como del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, de la Pontificia Comisión para América Latina y de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.
El cardenal Ratzinger también presidió durante 6 años la Comisión que redactó el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Aunque el trabajo supuso una mejora con respecto al (tristemente) famoso "catecismo holandés" de los años 60 (el cual fuera una de los motivos para redactar el CIC), algunos críticos católicos se mostraron en desacuerdo con el nuevo catecismo, incluso desde su publicación.
El CIC aborda cuestiones como el aborto y la homosexualidad, que se mencionaban menos explícitamente en los textos anteriores. Sin embargo, en un análisis más reciente, se ha acusado al texto (del CIC) de continuar la revolución postconciliar, centrándose principalmente en el ecumenismo y socavando el concepto tradicional de la moral católica.
Curiosamente, Ratzinger había escrito un análisis del heterodoxo "catecismo holandés" y, aunque destacó los problemas que planteaba, afirmó que: «no es culpa de esta obra en particular, sino de la teología en general». El Catecismo holandés «refleja la imagen de la Iglesia en un momento de transición, con todas sus esperanzas y peligros», escribió Ratzinger en 1971.
Otro caso digno de mención durante su mandato como Prefecto, fue la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación firmada en 1999 con la Federación Luterana Mundial, que él supervisaba. Una declaración hecha pública entonces, mencionaba que luteranos y católicos habían llegado a «un consenso en las verdades básicas de la doctrina de la justificación». La Declaración ecuménica hacía un llamamiento al «diálogo continuo» para alcanzar «la plena comunión eclesial, una unidad en la diversidad, en la que las diferencias restantes se 'reconcilien' y dejen de tener una fuerza divisoria».
Ratzinger fue un firme defensor del documento del Vaticano II sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas (“Nostra Aetate”), un tema ecuménico que pareció continuar durante su mandato como prefecto de la CDF.
En 2000, la CDF de Ratzinger publicó lo que describió como la "totalidad" del Tercer Secreto de Fátima, un punto muy discutido por numerosos estudiosos y clérigos de Fátima. Sin embargo, más recientemente, en 2016, el Padre Ingo Dollinger (amigo personal de Ratzinger) dijo a Maike Hickson, de LifeSite, que Ratzinger le había dicho en 2000 que «hay más de lo que publicamos».
Dollinger informó que Ratzinger le había dicho que la parte publicada del Secreto era auténtica y que la parte no publicada del Secreto habla de «un mal concilio y una mala Misa que vendrían en un futuro cercano». Es entonces cuando El Vaticano, en una rara intervención, publica una declaración, supuestamente proveniente del propio Papa emérito Benedicto, contradiciendo la declaración del Padre Dollinger y declarando: «la publicación del Tercer Secreto de Fátima está completa».
El cardenal Ratzinger también participó entre bastidores en el referéndum sobre el aborto celebrado en Irlanda en 2002. En respuesta a una propuesta del gobierno que abogaba por la inclusión del aborto en la Constitución, se esperaba que los obispos irlandeses se opusieran a la redacción de la propuesta, según el cardenal Alfonso López Trujillo, entonces presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
Los defensores católicos y provida se opusieron firmemente a la medida del gobierno, pero los obispos emitieron una declaración sorpresa apoyando la enmienda. John Smeaton, director general del SPUC en aquel momento, escribió a Trujillo señalando que «se está diciendo en Irlanda que Su Eminencia el cardenal Ratzinger dio su apoyo a la redacción de la propuesta sobre el aborto por parte del gobierno». Trujillo no respondió a la petición de Smeaton de que la CDF se opusiera a la redacción del referéndum, limitándose a escribir crípticamente, «Con i mili concliali saluti. Non ho dato resposta. Sono persone molto fideli e influentii…» «Con mis saludos conciliares. No he dado una respuesta. Hay personas muy fiables e influyentes...»
Más tarde, en una reunión con Smeaton, Trujillo dijo que, contrariamente a la afirmación de los obispos irlandeses de que Roma aprobaba el documento del referéndum por parte del Gobierno, Ratzinger y el Arzobispo de Dublín habían llegado en realidad «a una conclusión contraria a las propuestas del Gobierno irlandés».
El ex Nuncio papal en EE.UU., el Arzobispo Carlo Maria Viganò, dijo recientemente a LifeSiteNews que se cree que el secretario de Ratzinger durante 19 años en la CDF (actualmente Obispo Joseph Clemens) fue un homosexual activo durante su tiempo al servicio de Ratzinger.
Antes de la consagración episcopal de Clemens, cuando dejó su puesto de secretario, los investigadores encontraron serias acusaciones de que era homosexual. Viganò dijo a LifeSite que, en su momento, Ratzinger fue advertido sobre la homosexualidad de Clemens y que, no obstante, lo había consagrado obispo.
Otra fuente en Roma dijo a la Dra. Maike Hickson de LifeSite: «El hecho de que Josef Clemens fuese y sea un homosexual activo es bien conocido entre nosotros aquí en Roma».
Como cardenal y Papa, Benedicto XVI fue conocido por sus escritos filosóficos, teológicos y litúrgicos. Entre sus escritos destacan sus libros,
Aunque sus escritos han sido bien acogidos por muchos, también se han enfrentado a las críticas de los católicos tradicionales, quienes han alertado sobre el contenido de los textos de Ratzinger.
Como han señalado académicos que se atrevieron a cuestionar el statu quo de los escritos de Ratzinger, en su condición de cardenal este elogió «la ruptura que hizo el Concilio Vaticano II con respecto a la posición de los Papas anteriores, quienes habían condenado los errores de la Revolución Francesa, el liberalismo y el Modernismo».
En sus “Principios de Teología Católica”, Ratzinger elogió el documento “Gaudium et Spes” del Concilio Vaticano II, argumentando que «sirve de contrasyllabus» a la oposición que hasta ese momento la Iglesia hacía del Liberalismo, «y como tal, representa, por parte de la Iglesia, un intento de reconciliación oficial con la nueva era que se inauguró en 1789 (con la Revolución Francesa)».
(Nota del editor: de todo lo expuesto se hace evidente que la formación de Benedicto XVI en el seminario (1946) y posteriormente sus estudios de doctorado en teología (1953) ya estaban permeados por el mal del Modernismo, del cual los Papas del siglo XIX y particularmente el Papa San Pío X, a comienzos del siglo XX, habían estado alertando incesantemente. Ante tan grave peligro para la fe, San Pío X llegó incluso a calificar el Modernismo como “la síntesis de todas las herejías”)
Hoy, 31 de diciembre de 2022, 17 años después de haber ascendido al trono papal, 45 años después de haber sido consagrado obispo (en 1977) y 71 años después de haber sido ordenado sacerdote (en 1951), el Papa Emérito Benedicto XVI ha fallecido.
Invitamos a los lectores de LifeSiteNews a rezar por el descanso de su alma.
(este es el enlace al artículo original)
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