Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo A 2017
Te comparto la
reflexión correspondiente a la Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo A
2017, sobre las lecturas de la Biblia que se proclaman durante la Eucaristía de
este día.
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Nota acerca de la fecha: En el 2017, corresponde al Domingo 28 de Mayo.
Ya falta poco para que
termine el tiempo litúrgico llamado de Pascua. Este tiempo se cierra con la
gran fiesta de Pentecostés, que – en perspectiva cristiana – celebra la venida,
la presencia y la acción del Espíritu Santo sobre los apóstoles y sobre la Iglesia.
Por eso las lecturas nos hablan del Espíritu, de la vida espiritual, de la
esperanza, de la misión, del testimonio que el creyente debe dar de su
experiencia de Dios, de la entrada definitiva en el ámbito de Dios.
Es sobre estos aspectos
sobre los que estamos invitados a reflexionar, preguntándonos qué tienen que
ver ellos con nosotros y nosotros con ellos. Veamos:
“Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”
Hechos de los Apóstoles 1,1-11
Lo vieron levantarse
En
mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día
en que dio
instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu
Santo, y ascendió
al cielo. Se les presentó después de
su pasión,
dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante
cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: "No os alejéis de
Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he
hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu
Santo." Ellos lo rodearon
preguntándole: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de
Israel?" Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y
las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda
sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los
confines del mundo." Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se los quitó de la
vista. Mientras miraban fijos al cielo,
viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis
ahí plantados mirando al cielo? El mismo
Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto
marcharse."
Detengámonos sobre algunas
frases claves de esta lectura para alimentar nuestra meditación:
- 1. “…todo lo que Jesús fue
haciendo y enseñando hasta el día en que (…) ascendió al cielo.” Dedica un tiempo a leer uno
de los cuatro evangelios y medita sobre lo que Jesús hizo y enseñó. De todo lo
que allí encuentras ¿Qué es lo que más te impacta? Trata de identificar cómo
Jesús enseña y cuáles son los grandes ejes de su enseñanza. ¿Qué de todo lo que
Jesús hizo y enseñó puede darle ‘luz’ a tu vida, en este momento?
- 2. “Jesús se les presentó
después de su pasión”.
Todo hubiera terminado con la muerte de Jesús. El maestro fue asesinado y los
discípulos entraron en crisis y sintieron que su esperanza se desvaneció. Pero
–después de su pasión – Jesús se les presentó. Los discípulos vivieron la
experiencia de encuentro con Jesús en su condición de resucitado. Entonces,
hubo un nuevo comienzo, todo cobró sentido y la desesperanza se transformó en
nueva esperanza. Los discípulos retomaron el camino, hicieron una relectura de
lo que habían vivido con Jesús, se llenaron de un nuevo espíritu, porque el
Espíritu de Jesús los animaba. Y nació la Iglesia. ¿Hemos tomado conciencia de
la presencia amorosa de Dios en nuestra vida? ¿Vivimos conscientes
de la acción del Espíritu de Dios?
- 3. “Jesús les habló del
reino de Dios”. El reino de
Dios no sólo fue el tema central de la predicación de Jesús, sino la razón de
ser de su vida, de su paso por este mundo. La expresión reino de Dios es una
expresión teológica propia de la experiencia religiosa judía. Esta expresión
pasó (a través de Jesús) a la experiencia religiosa cristiana. Pero, luego de
más de 2000 años de distancia cronológica y en una cultura diferente a la
judía, puede suceder que esta expresión ya no se entienda. Al hablar de reino
de Dios, Jesús se refería a la presencia y a la acción de Dios-amor, que
transforma, desde la lógica de la misericordia, el corazón de las personas,
capacitándolas para vencer el mal, para superar el egoísmo. ¿Cómo hemos
entendido el reino de Dios? ¿Estamos dispuestos a vincularnos a él, es decir,
unirnos al Dios-amor, para amar y luchar contra el mal?
- 4. “Dentro de pocos días
ustedes serán bautizados con Espíritu Santo” Todos,
de manera consciente o inconsciente, actuamos movidos por un espíritu. Desde la
perspectiva cristiana, lo que se nos propone es que nuestro espíritu (es decir,
lo más profundo de nosotros mismos) entre en ‘sintonía’ con el Espíritu de Dios
(lo más profundo de Dios). Si esta sintonía se produce, entonces se construye
una comunión entre el Creador y su criatura, de tal modo que los sentimientos
de Dios y los sentimientos del creyente se integran en un mismo dinamismo de
amor, de solidaridad, de compasión, de cuidado. Por eso, san Pablo animaba a
los cristianos de Filipos diciéndoles: “tengan entre ustedes los mismos
sentimientos de Cristo” (Fil 2, 5). Y, en la carta a los Romanos, nos
aclara: “todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos
de Dios” (Rom 8, 14) ¿Están nuestros sentimientos en armonía con los
sentimientos de Dios? ¿Somos dóciles a lo que el Espíritu de Dios nos sugiere?
“Seréis bautizados con Espíritu Santo” Recordemos que el
verbo bautizar significa ‘sumergir’: seremos, entonces, sumergido en el
Espíritu de Dios. De lo que se trata es, pues, de entrar en este Espíritu y
permanecer en él.
- 5. “Recibirán fuerza para ser
mis testigos” Esta es la misión: ‘ser testigos de
Jesús en el mundo’. Testigo es el que dice la verdad de lo que vio, de lo que
oyó, de lo que ha vivido. Ahora bien, todo lo que hizo Jesús, al pasar por este
mundo, estuvo centrado en el amor. Un amor expresado en solidaridad, cuidado,
servicio, transparencia, respeto, humildad, sencillez, austeridad, verdad,
sentido crítico, auténtica piedad. San Lucas lo afirma claramente en su libro
de Hechos de los Apóstoles: “pasó haciendo el bien” (Hechos
10,38). Ante tantas formas del mal (de maldad) que proliferan en el mundo
¿cuántas formas del bien somos –los cristianos- capaces de crear? Si
verdaderamente es el Espíritu de Dios en quien estamos ‘sumergidos’ (es decir,
bautizados) ¿Qué excusa tenemos para no hacer el bien?
- 6. Lo vieron levantarse,
hasta que una nube se lo quitó de la vista: Recordemos
que la nube en el lenguaje bíblico simboliza la presencia y el ámbito de lo
divino. Encontramos la nube en la narración del éxodo, cuando el antiguo pueblo
de Israel salió de la esclavitud en Egipto y buscaba su libertad. Nos cuenta el
relato del libro del Éxodo que la nube (de día) los guiaba: “Y Dios iba delante de ellos de día en una columna de nube
para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para
alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.” (Ex 13,21). También encontramos la nube
en el relato del bautismo de Jesús: “Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió
de la nube: Este es mi Hijo amado; Escúchenlo.” En el relato de hoy, aparece
nuevamente la nube (Lo vieron levantarse,
hasta que una nube se lo quitó de la vista), pero esta vez, la nube marca tanto la presencia de Dios,
como la entrada de Jesús resucitado en un ámbito al que todavía los discípulos
no tienen acceso. Lo tendrán cuando hayan recorrido el camino de Jesús, cuando
hayan ‘hecho la tarea’ que el Maestro Jesús les dejó, cuando hayan amado hasta
el extremo.
Efesios 1,17-23
Lo sentó a su derecha en el cielo
Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de
vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria
que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder
para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que
desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su
derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y
por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y todo lo puso bajo
sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza,
sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Detengámonos sobre algunas
frases claves de esta lectura para alimentar nuestra meditación:
- 1. Que Dios les dé espíritu
de sabiduría y revelación para conocerlo. Dios se hace presente en nuestra vida y se deja
conocer, pero para reconocer su presencia y conocerlo íntimamente se requiere
una actitud, un espíritu. Por eso se nos comunica su Espíritu para que sea
posible la sintonía con Él, con su amor, con su proyecto, con su voluntad, con
su lógica, con sus sentimientos. Pedir este Espíritu y ser dóciles a Él es la
clave. Por eso la liturgia pone tanto acento (no sólo en la solemnidad, sino)
en la experiencia de Pentecostés, entendida como experiencia de comunión con el
Espíritu Santo.
- 2. Que Dios ilumine los ojos de su corazón,
para que comprendan cuál es la esperanza a la que los llama. Nos hemos acostumbrado mucho a
hablar de los 5 sentidos. Pero hay que ir más allá. Hay un sentido espiritual
sin el cual es imposible captar la presencia y la manera como Dios actúa. Este
sentido espiritual está en lo más íntimo de nosotros. Intimidad simbolizada con
el ‘corazón’. Notemos que Pablo habla de ‘los ojos del corazón’. Educar
el corazón, dejar que el Espíritu de Dios lo moldee, lo transforme es la gran
experiencia de la vida espiritual.
- 3. Dios desplegó en Cristo su
poder, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el
cielo. A través de
este lenguaje, el autor de la carta quiere subrayar 1) la unidad que hay entre
Dios Padre y Jesús, el Cristo; 2) el partido que tomó Dios por Jesús,
resucitándolo de entre los muertos. Con ello reveló, por un lado, que todo lo
que Jesús hizo y dijo era legítimo y, por otro, que el rechazo y asesinato de
Jesús era una completa equivocación; 3) que Jesús es digno de toda su confianza
y de la nuestra. Recordemos que – en la lógica de los reinos – sólo se puede
sentar a la derecha del rey quien es reconocido como príncipe, digno de
confianza.
- 4. Dios designó a Cristo como
cabeza de la Iglesia. Ella es su cuerpo. No
vemos, en la cotidianidad, cuerpos haciendo cosas distintas a lo que el cerebro
(alojado en la cabeza) ordena. Salvo en caso de alguna enfermedad, el cuerpo
obedece a la cabeza. Valiéndose de esta relación (cabeza/cuerpo), el autor de
la carta, le deja claro a toda la iglesia que: 1) Es Dios quien quiere que la Iglesia
exista, pero como continuadora de la misión de Jesús; 2) Esta Iglesia debe
tener un norte y ese norte se lo da Cristo, y es el Espíritu Santo el que la
mantiene ‘en este norte’; 3) si la Iglesia no obedece a Cristo y no es dócil al
Espíritu Santo, no sólo dejará de cumplir la misión que se le confió, sino que
dejará de ser verdaderamente la Iglesia que Dios quiere.
Mateo 28,16-20
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron
a Galilea, al
monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús
les dijo: "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de
todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo;
y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."
El relato del evangelio
según san Mateo subraya la relación entre la resurrección de Jesús, la misión
que los discípulos deben realizar en el mundo, la acción del Espíritu Santo y
la esperanza de tener a Jesús resucitado siempre presente en sus vidas,
animándolas, orientándolas, cuidándolas.
Recordemos que en los relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento
aparece, repetidas veces, la montaña. Estas escenas en la montaña van marcando
como un ritmo teológico en todos los evangelios: en la vida de Jesús la montaña
aparece varias veces: 1) ligada a la experiencia de la tentación [“Lo
condujo el Diablo a una montaña altísima y le mostró todos los
reinos del mundo en su esplendor, y le dijo: ‘Todo esto te lo daré si te
postras para adorarme’” (Mt 4, 8)]; 2) relacionada con la
transfiguración de Jesús [“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan,
y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se
transfiguró delante de ellos” (Mc 9,2)]; 3) Y, en el
relato de la Ascensión [“los
once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había
indicado.” (Mt 28,16)].
La manera como los autores
del Nuevo Testamento usan la montaña en sus narraciones, revela la elaboración teológica de los
textos, elaboración que no es, simplemente, una reconstrucción
historiográfica. Los autores del Nuevo Testamento quieren, en sus
relatos, resaltar – en este momento de su narración – varias cosas: 1) el
señorío de Jesús y su nueva condición de resucitado; 2) la relación entre el
Jesús que ha cumplido su misión y va (asciende) al encuentro pleno con Dios
Padre y el Espíritu que viene (desciende) al encuentro de los discípulos, para
garantizar la continuación de la obra de Jesús. El movimiento de ascenso y
descenso expresa la permanente comunicación que Dios quiere mantener con la
humanidad; 3) el comienzo de la Iglesia y del anuncio de Jesús. Él es el
evangelio (es decir, la Buena Noticia) de Dios para la humanidad.
Detengámonos sobre algunas
frases claves de esta lectura para alimentar nuestra meditación:
- 1. Los once discípulos se
fueron a Galilea. Galilea es un lugar clave en la geografía del Nuevo Testamento. Es
el lugar donde Jesús inició y desarrolló la mayor parte de su misión. Hablar de
Galilea es hablar de misión (no es sólo la indicación de un lugar geográfico).
Citar a los discípulos en Galilea es conectar la misión de Jesús con la misión
que le será confiada a los discípulos. En realidad, lo que se quiere afirmar es
que la Iglesia (y cada cristiano en ella) es (y debe ser) continuadora de la
misión de Jesús.
- 2. Al verlo, ellos se
postraron, pero algunos vacilaban. Nos encontramos
aquí ante una mezcla entre reconocimiento y duda, como cuando Pedro es invitado
a caminar sobre las aguas. Todos los creyentes experimentamos, algunas veces,
en nuestro interior la contradicción que provocan estos sentimientos. Creemos
en Dios, creemos en su Hijo Jesús, pero, algunas veces, dudamos y preferimos
agarrarnos de otras realidades. Necesitamos fortalecer nuestra fe, nuestra
esperanza, nuestra opción por Cristo. Notemos que las palabras de Jesús buscan
fortalecer la fe de la comunidad.
- 3. Se me ha dado pleno poder
en el cielo y en la tierra. Vuelve a aparecer la insistencia en el señorío de Jesús. Pero –
no lo olvidemos - su señorío es diferente del de los poderosos de este mundo
que – según Él – oprimen y maltratan. Su poder no es el poder de las armas; no
es el poder de la violencia que somete. Es el poder del amor que transforma a
las personas. Vale la pena recordar el pequeño diálogo entre Jesús y
Pilato: “Pilato respondió: ¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los
principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho? Jesús
respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo,
entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos;
mas ahora mi reino no es de aquí. Pilato
entonces le dijo: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey.
Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de
la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. (Jn 18,35-37).
- 4. Vayan y hagan discípulos
de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Se
trata de hacerlos discípulos del amor no de transformarlos en militantes
acríticos de ninguna institución. De hecho Jesús, guiado por el Espíritu Santo,
también fue profundamente crítico de la institución religiosa judía, dentro de
la cual había nacido. Además, se subraya el carácter universal de la
misión, pues el evangelio y la salvación deben llegar a todo el mundo.
Terminemos nuestra reflexión orando con
el…
Salmo
47
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo;
/ porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R.
Dios asciende entre
aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas; / tocad para Dios, tocad, /
tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Porque Dios es el rey del mundo; / tocad con maestría. / Dios
reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado. R.
¿Tienes alguna pregunta, duda, inquietud, sugerencia o comentario acerca de estas reflexiones?
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